Grandes nombres y rendimientos para pequeñas carreras y objetivos

Con abierto menosprecio siempre he considerado que lo que se disputaba antes de la Het Volk (¡ya este sábado!) no era realmente ciclismo profesional de competición, sino pruebas de menor nivel que servían para que modestos, gregarios y advenidizos consiguiesen algún éxito profesional. Por arte de magia, esa palabra tan vinculada a ese deporte, ahora ya no ganan en enero y febrero esos Markel Irizar, Francisco Cabello o Anthony Ravard, sino supercorredores que tienen sus objetivos fijados en las grandes citas del calendario, y lo hacen ante sus iguales, sorpredentemente en forma.
La tendencia se empezó a ver en 2011, cuando la difusión del pasaporte biológico y las primeras sanciones obligaron a los ciclistas a mantener altos los valores competitivos -perdón por la jerga pseudomédica- para que así no se produjesen esas alzas y bajas típicas de montaña rusa en sus valores fisiológicos. A tope todo el año, y matarile al que no aguante.… Leer más