Dauphiné para Vingegaard

El domingo empieza una nueva edición de Dauphiné Libere, una carrera donde algunos de los favoritos para el Tour de Francia suelen mostrar su estado de forma, incluyendo al vigente campeón con (casi) todo su equipo de gala.

La carrera se moverá, en cuanto a recorrido, en los parámetros establecidos hace ya un tiempo: una crono larga –más larga que la del Tour, por ejemplo– y dos finales en alta montaña con distancias propias de una prueba cicloturista, y mirando más el impacto paisajístico que real. ¿El resto de etapas? Finales en pueblos que sirve de banco de pruebas para un posible final de una etapa del Tour, y recorridos quebrados.

Será así en las tres etapas que preceden a la crono del cuarto día, 31 km. con una cota de salida, y después ligeramente en subida hasta la meta. El recorrido gira como un reloj, por lo que habrá viento cambiante dado que es en el valle del Ródano.… Leer más

Roglic nunca se rinde

Salió todo bien. Para la organización, con una arriesgadísima cronoescalada; para el espectáculo, con un final apoteósico; para la zona, luciendo espléndidamente; y para el máximo favorito en la previa de la carrera, que ha jugado durante tres semanas a un tacticismo impropio de su carrera, y que finalmente le ha salido bien.

“Primoz Roglic conquista el Giro de Italia en la cronoescalada” funcionaría bien como titular alternativo, pero lo vivido esta tarde se enmarca dentro de un ciclo tortuoso que tenía el ciclista consigo mismo, y del que no había total certeza de que podría salir. El esloveno ya había perdido un podio del Tour con la crono final (en 2018, acabó cuarto y había empezado el día tercero) y, en 2020, la general de la misma carrera, además de una París-Niza y un Dauphiné Liberte perdidos por caídas en la última etapa.

Todo esos recuerdos se agolpaban, con total seguridad, en la vigilia de la extraña cronoescalada al Monte Lussari, que primero era por un espléndido carril-bici segregado, y después era por una mulattiera cementada para la ocasión.… Leer más

Tres semanas esperando

Tres semanas esperando

Un Giro sin escaladores y condicionado por la terrible cronoescalada del último día acaba produciendo una carrera maniatada y tremendamente previsible, como así ha sido. Hoy, supuesta etapa reina, se regaló la etapa a una fuga, y los favoritos solo se atacaron -poquito, poquito- en el último kilómetro.

Para ser la primera vez en una década que se subía a las Tres Cimas de Lavaredo, lugar mítico del ciclismo con reminiscencias tolkenianas, casi mejor que hubiese sido otro tipo de etapa. El ciclismo no da más de sí, y siempre que se propine el carrusel dolomítico acaba pasando mucho menos de lo esperado, porque las famosas montañas estará todas por encima de los dos mil metros, pero es que nunca se baja se cota 1500.

Es aguantar, poner caras, y llegar a meta. El esquema lo impuso Indurain en la edición de 1992 -cuando pasó primero por el Pordoi, Cima Coppi, ante los ojos atónitos de Chiappucci- y desde entonces, con la excepción de 2016, los Dolomitas dan para lo que dan.Leer más

Un Giro a los puntos

La belleza dolomítica de la etapa, y la peculiar poca dureza del día, no hacían presagiar un día de bonita batalla entre los favoritos, y de competición más o menos auténtica. Más o menos porque la fuga se fue para adelante un poco por circunstancias -parecía que Pinot iba a por los puntos de la montaña, para después dejarse caer-, y más o menos porque el pelotón les volvió a conceder una ventaja insalvable.

Quedan pocas fuerzas en el Giro, y todos van racaneando al máximo por eso de la cronoescalada asesina al Monte Lusari. Lo que ayer se perdió y hoy se gana son apenas 500 metros en el día de la montaña friuliana imposible de escalar, y es un cálculo optimista; eso, si algún favorito llegase en mejor forma al final, pero vista la igualdad tampoco es descartable que la crono no produzca grandes diferencias.

Con la fuga formada por Paret-Peintre, Pronskiy, Frigo, el incombustible y ya sospechoso Gee, Barguil, Zanna y Pinot había para entretenerse, y en un momento dado se pudo ver al líder del FdJ metido en una triple batalla: por la montaña -poca disputa hoy, Healy iba sin fuerzas-, por la etapa, y por la general.… Leer más

Por fin Almeida

El Monte Bondone, envuelto en una fama pretérita, hace mucho tiempo que no crea diferencias. Hoy tampoco ha sido una excepción, a pesar de las buenas condiciones para la etapa -50 km. en la primera hora, buena fuga, ritmo sostenido, casi seis horas de etapa, 200 km. en total- y la mejor disposición para la batalla de los corredores.

Es un Giro extremadamente igualado entre los tres de cabeza, que ya estaban destacados antes de esta etapa, y que simplemente salen reforzados en su posición; el que más, Almeida, ganador por fin de algo importante; el que menos, un Roglic que ha flaqueado en el tramo final, y que ha minimizado daños gracias al trabajo de Kuss.

En conjunto, ha sido una buena etapa. Solo por ver el magnífico Santa Barbara, en el extremo norte del Lago de Garda, ha merecido la pena. Uno más de los tantos puertos de la zona, con una carretera recién restaurada y que permite el paso de un coche, y con dificultad.… Leer más

Demasiado poco Giro

¡Qué duro es el Giro! Encerronas todos los días, todo el país es montañoso, les ha dado por poner los pueblos encima de colinas, y esa lluvia inclemente que les ha tocado este año ¡Qué duro es el Giro! Tanto, tanto, que todavía no ha habido ningún ataque entre favoritos, que ninguno de los diez primeros de la general ha ganado una etapa, y que esto es algo que se repite desde hace años.

En la previa de la carrera indiqué que todo se decidiría en el Monte Lusari, la cronoescalada en cuesta de cabras el penúltimo día, pero no imaginé que antes de ese día los favoritos no intentasen nada para ver cómo estaban. Y nada significa nada. Al menos, a diferencia de 2022, las etapas son entretenidas -siempre para la fuga-, y no hay un corredor de paja que se haya tirado diez días de líder.

Pocos fines de semana de alta competición ciclista más inanes que este.… Leer más

La montaña, la última semana

Cuando llegó el día de tomar la salida en la etapa reina del Giro de Italia, los ciclistas se plantaron. Vieron que llovía, que llovía como en toda la semana anterior, pero que esta vez tenían que pasar por encima de los 2000 metros, bajar, volver a subir, y se plantaron.

Nada nuevo, por otra parte. Los ciclistas siempre se plantan, lejos de la épica heroica de los que cuentan batallitas pasadas. En el Giro, una vez por año. Este año ya van dos, porque la etapa de Gran Sasso, por eso de que había nieve, también se hizo sin ningún ataque, y dejando llegar a meta a una fuga de relleno típica del llano.

Ya no hay jefes autoritarios y carismáticos del Giro que empujen por los hombros a los cabecillas del plante obrero-mafioso. Mauro Vegni, que tiene la típica cara de todos los estafados (Evenepoel ya se estará fundiendo la pasta que le ha sisado delante de su cara) es un espantajo no mucho mejor que Acquarone, y la carrera se dirige sin autoridad, con la gracia del que intenta pasar estas tres semanas de la mejor manera posible.… Leer más

Un Giro pasado por agua

Ha dejado marejada el abandono del líder del Giro de Italia. No podía ser menos: en lo que llevamos de siglo solo había pasado tres veces (Rasmussen 2007, Anton 2010, Tony Martin 2015), y nunca en la carrera italiana. Nunca con alguien al que le habían pagado una millonada por participar.

Tras el día de descanso se acrecienta la certeza de que la pasta, y el contrato cumplido, están detrás de la repentina marcha de El Niñato. Baste ver la tremenda, y absolutamente sin precedentes, filípica que dedica la Gazzetta dello Sport al belga, tan brutal que el autor, el palanganero Pier Bergonzi, incluso ha recibido críticas de la misma Mafia periodística a la que pertenece.

El periódico rosa es el órgano oficial del Giro de Italia, y detrás de esa crítica absolutamente salvaje está la organización de la corsa rosa, pues tanto periódico como carrera son la misma empresa, y el mismo color de maillot y de papel.… Leer más

Giro, carrera abierta

Si yo hubiese escrito sobre la etapa del Gran Sasso (¿cómo? ¿hacerle el juego a esa Mafia?), la de Fossombrone o la crono de Cesena ya nada valdría en su conjunto, y muy poco tomado uno a uno. Ayer la maglia rosa anunciaba que abandona el Giro, y con él se desmorona todo el plan que había para la carrera, que todavía no ha alcanzado su mitad.

Visto con la ventaja del que escribe a posteriori, era algo que cabía dentro de las posibilidades. Tras la inmensa fumada de la etapa con final en alto, fruto de un pacto dentro de la Mafia del pelotón para que no pasase nada (ahí el público, que pasó horas esperando en el frío y la nieve, tendría que haber abucheado, y va a ser la única forma de que no vuelva a haber un Urdax o Asti), Evenepoel perdió unos segundos preciosos en los últimos siete kilómetros de la etapa de la Tirreno-Adriático del sábado.… Leer más

Espectáculo napolitano

La región de Campania habrá gastado una buena cantidad de dinero en la celebración de tres etapas consecutivas del Giro, y está por ver el retorno que eso pueda tener. De momento, es el segundo año consecutivo que la etapa-circuito-exhibición de Nápoles sale tremendamente bien, y ya es algo.

Previamente se disputó, bajo un aguacero continuo, una etapa por el interior de la provincia y final en Salerno. Llovía constantemente, y eso provocó las mayores consecuencias del día: primero un perrito sin correa -el típico chucho que campea por los pueblos y todo el mundo conoce- cruzó cuando el pelotón atravesaba un pueblo anónimo, con tal mala suerte que Evenepoel se fue al suelo intentando esquivarlo.

En absoluto se apuró para levantarse y reincorporarse al pelotón. Se tomó su tiempo, hizo sus cucumonas, le esperó todo el equipo y, cuando tenía 2´30″ de desventaja, se puso a pedalear. En poco kilómetros estaba ya en el grupo, indolente y pasivo en un día de chubaqueros, gabbas y gafas para evitar los ojos hinchados.… Leer más