“Veremos hasta donde puede llegar en el futuro”

Qué horror de portadas está perpetrando L´Equipe

Como anunciado por aquí, Lenny Martínez fue al ataque para intentar maquillar su tremendo blancazo del primer día. No quiere un futuro como el de Muhlberger o el de Esteban Chaves (“la sonrisa del pelotón”), y probablemente no lo tenga por su condición de francés, joven y futura starlette de este circo.

Atacó bajo el banderín de salida de la etapa de ayer. La Mafia del pelotón no deja que las fugas, cuando las hay, vayan más allá de tres o cuatro componentes, y la presencia del nauseabundo francés no fue una excepción: con él se fueron un compatriota anónimo y un rodador notable como Jonas Abrahamsen, un trío al que después se unió Asgreen, que no necesita presentación.

Martínez, con eso de que es pequeño, enjuto y miserable, no relevó mucho. Se hizo el longuis durante las más de tres horas que fueron por delante del pelotón, que jamás dejó ninguna opción para Asgreen o el gigante noruego, no vaya a ser que con el francés Gachignard fuese a saltar alguna sorpresa.

El recorrido prevía una zona de cotas alrededor de Rouen, donde no llegaba la carrera desde 2012, un recorrido bonito e imaginativo, y donde lo que más me sorprendió fue que las dos primeras cotas pasasen por esos barrios de la postguerra que constituyen gran parte de las ciudades francesas: edificios del Movimiento Moderno, vendidos durante los Tour de los 50, 60 y 70 como el no-va-más, y hoy deliberadamente omitidos porque parecen feos, o están degradados, o porque es mejor enseñar techos de pizarra, grandes panorámicas, o la catedral.

Grande Asgreen

Fue ahí precisamente, en la bautizada para la ocasión como Cota Jacques Anquetil -el primer corredor en ganar cinco Tours era oriundo de la zona- donde se vio esas cosas que todavía mantienen vivo este deporte: Asgreen se esforzó para pasar la cota por delante de la rata Martínez, agazapado todo el día para después querer sumar los puntos en su nada oculto plan de ganar el maillot de la montaña, blancazo incluído.

El pelotón ya estaba muy cerca, y para la siguiente cota Martínez ya se había ido en solitario. Así es el ciclismo: de arrastrarse el primer día hasta entrar el último, a liderar la carrera tres días después. Lo que a unos sienta muy mal (si consiguen no abandonar), a los pocos días sienta muy bien. Y lo que nos queda por ver durante el Tour con este corredor execrable, que al mismo tiempo va a servir de termómetro de el ciclismo que cambia. 

Como muestra, la organización el dio el premio de la combatividad, el mismo que no había otorgado el día anterior en un gesto teatral: es adecuado que ahora lo reciba Martínez, porque primero su organismo combatió como mejor pudo al veneno que se había metido conscientemente en las venas y, ganada la batalla, que menos que darle la combatividad. “Veremos hasta donde puede llegar en el futuro”, como dice una conocida propagandista del ciclismo realmente existente, sin citar por supuesto su blancazo.

Lo que vino después no tiene mayor historia. Jumbo acelerando con un increíble Campenaerts, Almeida adelantando a posiciones delanteras para dar un último empujón, y Pogacar que lanza su primer ataque en este Tour en la cuarta etapa, una anónima llegada en cuesta en Amiens que antes se hubiese trascurado en espera de mejores escenarios.

Robic, Anquetil, Pogacar….scaramanzia

No fue un ataque normal. Se subía la cota de Saint-Hilaire, allí donde Robic, ganador del Tour 1947, tiene su trágica placa de homenaje, y Pogacar puso todo su potencial. Fue un ataque fulminante, donde sin embargo Vingegaard se pegó bien. Flaqueó un poco al final, pero como el esloveno también aflojó, los dos cruzaron la línea del GP de la montaña al mismo tiempo.

Después no hubo colaboración por parte del danés, y acabaron llegando más corredores. Ninguno propuso nada serio para evitar el sprint en cuesta donde, de manera nada sorprendente, ganó Pogacar. Los propagandistas estaban esperando la ocasión para soltar lo de las 100 victorias como profesional de El Rey Sol™, como si eso aportase algo. 

Con Pogacar es mejor pensar lo que podría llevar más que lo que realmente lleva, que es todo (recuerden: es el vigente campeón del Tour, del Mundial, del Lombardía, de Flandes y de Lieja), y el bonito final en Rouen es una ocasión propicia, dado que parecía un poquito una clásica, con tanta casa, tanta cuesta, tanto panorama de verde y ladrillo naranja oscuro. Viendo como ha rematado en el final a Van der Poel, nadie puede dudar de que llevaría cinco Liejas consecutivas si no fuese por su suegra y por la caída de 2023.

Fotaza

¿Exagerado? ¿No lleva acaso cuatro Lombardía seguidos? ¿No lleva acaso cinco podios seguidos en cinco participaciones en el Tour, en las que jamás se ha bajado del segundo puesto? Nada parece exagerado en este corredor, ni siquiera su rendimiento: los que analizan estos datos indican que la subida a Saint-Hillaire se ha hecho a una velocidad jamás vista en una cota así, y en su descargo habrá que decir que la etapa fue corta, y sin desgaste previo.

Hoy se disputa la crono de 33 km. en Caen, totalmente llana. Pogacar no se puso ayer líder por culpa del puestómetro, y hoy, con Evenepoel a casi 1´, es muy probable que se ponga de amarillo en el quinto día. Por eso mismo, este Tour tendrá que centrarse en otros aspectos que no sean loar por enésima vez a este auténtico fenómeno que reduce a la nada a sus rivales, que mantienen un secreto conventual sobre su rendimiento sin fatiga.

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Los que viven refugiándose del Sol en este estío saben que hay que salir en bici bien pronto por la mañana, o bien tarde por la tarde. Este instrumento se hace especialmente necesario en esas circunstancias #publicidad. Además, durante estos días se celebra el potlach de ventas online por parte de la conocida empresa propiedad de la persona más rica del mundo.

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4 thoughts on ““Veremos hasta donde puede llegar en el futuro”

  1. Pienso que la etapa de ayer, le dio más confianza a Vingegaard que a Pogacar. Le aguantó muy bien y es verdad que le soltó en los últimos metros. A mí me parece que Vingegaard no quiso extenuarse, llegar a unos límites tan altos… Personalmente me gusta más Pogacar, pero en este Tour me da que Vingegaard le va a dar un disgusto grande. Pogacar está haciendo sus demostraciones, pero me da que los va a acusar, como ocurrió en el Tour del 2022.

     
  2. Antaño este tipo de etapa hubiera sido para los caza etapas, pero en el ciclismo actual cualquier tachuela se convierte en oportunidad. Sin haber pasado ningún puerto reseñable Evenepoel está ya a casi 1 min, Roglic a 1:27, Rodriguez a 2min. El inicio de Tour de Mas ha sido esperanzador, pero seguro que hoy le caen 2 minutitos. Pogacar saliendo el último en la crono tendrá todas las referencias.

    Por último, me pareció muy extraño que justo cuando Vingegaard flojea y pierde unos metros mirando hacia atrás Pogacar afloja en vez aprovechar para irse sólo.

     

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