
Del Toro sobrevivió a la crono y sigue líder del Giro. Ya no quedan más cronos, y en montaña está igual de fuerte que el que más, y algunos sospechamos que quizás sea el corredor dominante en este terreno. El Giro, con todas sus endebleces ya denunciadas, está empezando a parecer una carrera interesante, a la espera de que pase (casi) todo.
La crono fue bastante entretenida. Los ciclistas tenían que ir de Lucca a Pisa por una zona muy bonita, en un recorrido ideado para enseñar con dron un acueducto de esos que llaman “romano” y es medieval. Deslució el día la caprichosa lluvia, que ora llovía a unos, ora dejaba indemnes a otros, produciendo una clasificación caprichosa de la etapa.
Los que salieron por la mañana disfrutaron de mejores condiciones, y de ahí salió el ganador del día, el gigante holandés (1´95 metros) Dan Hoole, el típico percherón para el llano y, ¿por qué no decirlo? el típico ganador anónimo de una crono en el Giro, esa tradición inveterada que va desde Luca Gelfi hasta Navardauskas, pasando por tanto ilustre anónimo.
De hecho, lo más reseñable de este corredor es que es del Lidl Trek, el segundo equipo con más victorias este año, y donde todo les parece salir bien. Baste decir que un inválido e incapaz como La Mascota ha entrado hoy con los favoritos en la primera etapa de montaña, cuando venía arrastrándose desde hace años. Y sí, ya sabemos lo que pasa cuando en el ciclismo hay rendimientos colectivos.

Tarling, el ganador en Tirana, se quedó en el segundo puesto, en parte porque un corredor doblado le entorpeció en un tramo vital de la crono, porque solo le separó de la victoria 7″. Parece que, por edad y proyección -ya ha sido medalllista en el Mundial CRI- este si va a ser un habitual de este tipo de pruebas, al contrario que Hoole.
Entre los favoritos la lluvia jugó a capricho, y el mejor fue Roglic. El esloveno se fue al suelo durante el reconocimiento del recorrido -mucho mejor que Bernal, que se cayó en plena disputa-, y apenas pudo sacar 20″ a Ayuso. Los ayusistas, que ya existen y entonan el ra-ra-ra de la bandera, vieron en esto una victoria, cuando quizás el mayor problema de su Nuevo Ídolo esté en el mismo equipo.
Se ha visto hoy en la muy bonita etapa de los Apeninos tosco-emilianos, esta vez por los Alpes Apuanos, injustamente olvidados por el Giro de Italia. Es estremecedor que un monumento del ciclismo como el San Pellegrino haya estado 25 años sin subirse, con toda probabilidad por el sabor amargo que dejó la llamada “impresa del Abetone”, aquel día que un drogadicto como Francesco Casagrande quiso ganar un Giro de Italia en un solo día, y aguantar los demás.

Le salió mal, pero por los pelos. Su “impresa” ha quedado para siempre como uno de los mayores festivales de droga jamás vistos. Como no soy de batallitas, y los que cuentan batallitas nunca llegan a estas historias (son extremadamente limitados), les animo a ver el vídeo de aquel día, estudiando detenidamente la cara, la pedalada, las diferencias.
En los tiempos antiguos el San Pellegrino era un coloso a la altura del Bondone o el Tonale, y ahí fue donde el joven Coppi ganó su primer Giro, el de antes de la guerra. Sus características las sigue manteniendo intactas: un soberano puerto que se va haciendo más difícil cerca de la cumbre, con pendientes realmente exigentes.
Hoy había muchísimo público, con pancartas reivindicativas de “Salvate gli Alpi Apuani”, amenazados por las actividades extractivas de todo tipo, y casi siempre ligadas a la industria de la construcción. Ni se sabe cuándo volverá el Giro por ahí, había que aprovechar, con desigual éxito.
Por la cima pasó destacado Fortunato, el Emmanuelle Sella de este Giro, seguido a cierta distancia por un cuarteto interesante formado por Quintana, Poels, Plapp y Osram Bilbao. La etapa había ido a gran velocidad y el ritmo de subida había sido bastante bueno, pero el UAE no les iba a dejar gran diferencia después de un artificio de Bernal: tiraba Majka, y bastaba con eso para que no se fuesen más allá de los 2´.

Y quedaba un mundo para meta, nada menos que 90 km. Ha vuelto el San Pellegrino, a ver si la próxima vez lo ponen más cerca de meta. Será mucho pedir a Vegni, más preocupado por montañas albanesas. Así se conformó una etapa que decían que era “para la fuga”, y terminó siendo para la general.
El cuarteto dio alcance a Fortunato, y durante muchos kilómetros siguió al frente de la carrera, pasando por la maraña de valles apenínicos y sus ríos indomables, que periódicamente trufan las páginas de sucesos en ocasión de lluvias trágicas que traen muerte y destrucción: bastaba ver el lecho del Secchia para darse cuenta de que esa zona es ingobernable.
Ojalá ese adjetivo les hubiese servido a los fugados. A pesar de su buena colaboración -Fortunato se acabó quedando, mañana tiene que volver a atacar- fueron alcanzados por el pelotón en la última subida, a 10 km. de meta. Ahí fue cuando el ridículo Osram Bilbao, que ni siquiera sabe montar en bici, intentó su último allungo, justo en el momento en el que saltaba del grupo Carapaz.
El ecuatoriano no tuvo a nadie a rueda. Del Toro se quedó detrás de Adam Yates y, un km. después, quiso salir en solitario a por el ganador del Giro 2019. Demasiado tarde, porque Carapaz tenía uno de sus días y es difícilmente batible en un recorrido así. Llegó a tener 35″ de ventaja, reducidos a solo 10″ en meta, donde también tuvo tiempo para cucamonas, demostrando que quizás vaya a por la general, pero no mucho.
En el sprint por el segundo puesto se volvió a imponer Del Toro ante Ciccone y Pidcock, con esa sensación de echao palante que tiene, como que todo le viene a impulsos. Eso viene bien para el espectáculo, pero queda ridículo en la crono del día anterior, donde iba como Voeckler o peor.

El bonito triunfo de Carapaz devolvió la carrera a su esencia, en la primera etapa de montaña de esta edición, rescatando al mismo tiempo el invento de Vegni. Durante la larga persecución de la fuga del día, Pedersen estaba presente. Tirando. De no ser por el ataque de Carapaz, es bastante factible que la etapa hubiese acabado al sprint con el danés disputando e incluso ganando, lo que hubiese sido una vergüenza añadida a la carrera.
Llegan ahora tres etapas muy tristes para la segunda semana de carrera, etapas sin ningún aliciente para la general y sí para la fugas controladas. La general que queda tras el combo de crono+montaña se parece bastante a la que salió de la etapa de Siena, con matices.
Del Toro tiene 31″ con el repelente alicantino, 1´07″ con Tiberi, 1´09″ con Simon Yates, 1´24″ con Roglic, 1´56″ con Carapaz y 2´09″ con Ciccone. Hasta el domingo, donde el Monte Grappa subido a mitad de una etapa de 220 km. dictará sentencia, esto se va a mover poco, justo lo que querían los organizadores guillenizados. Después pasará lo que pasará, pero hoy por hoy Del Toro es el favorito número uno para ganar el Giro.
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Da un poco de miedo cómo de delgado se ha puesto Vingegaard para intentar recuperar el Tour de Francia. Está como Rasmussen.
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En el deporte del “pinganillo”, que menos que usar cables. Se pierden menos las cosas #publicidad
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Debido a su gran rendimiento, la Patrulla Canina renueva a Enric Mas hasta el 2029. Para entonces tendrá 34 años, y es probable que acabe su vida deportiva.

Pocos ciclistas tan capaces de lo mejor y de lo peor como Carapaz, junta grandísimos triunfos luchados hasta la extenuación y defendidos de forma memorable con cosas de ciclista y persona muy cuestionable. Aún así, por palmarés, rendimiento en diferentes estructuras deportivas y médicas, y por su adecuación a objetivos razonables a su nivel, se ha labrado una trayectoria notable en el ciclismo.
Lo de Del Toro sigo sin verlo. Si gana, será tan malo como lo de Roglic…
Diría que ni en el Monte Grappa saldremos de dudas sobre el estado de Del Toro, la cima está lejos de meta… y de hecho parece una buena etapa para el mexicano. Creo que será la última semana la decisiva. Yo a priori no sé si lo veo, pero quién sabe en UAE.
Por cierto, si no es por Nairo y su compatriota venezolano rapidillo, Aular, la patrulla ni existe.