Un libro de Tim Krabbé que no da asco

“Eh, conozco un libro bueno de ciclismo, se llama El Ciclista y el autor es Tim Krabbé”. A veces me pregunto si los que dicen esto se han leído eso de lo que opinan, aún sabiendo la respuesta. Es un libro fatuo, horroroso, y que solo puede gustar a gente poco familiarizada con la lectura de cualquier género, con frases. cortas. y. separadas. por. puntos. y. puntos

y

 

aparte

 

que es básicamente como escriben aquellos que no saben escribir, inventan o fabulan sobre cosas que jamás vieron, porque son “creativos” o simplemente hijos de un Dios menor gramatical. Desconfien de esta gente, porque no tienen nada que contar y por eso se pierden en las formas.

Panizza+Wladimiro5
Batallitas, aunque Wladimiro Panizza no aparece en el libro

Krabbé es un escritor muy conocido en Holanda, aunque solo fuese por pertenecer a una conocida dinastía de gente de la farándula (pintores, traductores, un actor que ha participado en una peli de James Bond) y por ser habitual de la televisión. Desconozco el star-system del país, pero no debe ser muy diferente al de aquí: hacer como que haces algo, y con la mano por detrás ir cobrando dinero público por tanto arte y tanto duende en una sola dinastía.

Desconocía que el autor de un libro tan repelente como El Ciclista tuviese también otra producción (La etapa decimocuarta. 71 historias de ciclismo), y gracias a un ejemplar que me han enviado desde la editorial Libros de Ruta he cubierto esa laguna. Al revés que su obra más conocida, en este caso se trata de una recopilación de artículos publicados en un arco temporal muy amplio (1980-2015) y, por tanto, muy irregulares, aunque el grueso se concentre antes de 1984, cuando ya hizo una compilación de cuarenta y pico artículos.

Si algo salva a este libro es que apenas hay ego-digresiones como las del plomazo new-age que es El Ciclista. Algunas hay, y están al inicio del libro, seguramente por la cercanía temporal al libro que le lanzó a la fama, y que les resumo así: soy ciclista -competía en veteranos-, soy malo, todos me ganan, solo veo la rueda de atrás de los buenos, la vida es dura, me voy a tumbar. Tras superar esta dura barrera de entrada, y de manera sorprendente, el libro pasa a hablar de carreras, que al fin y al cabo es lo que nos gusta a todos. Carreras de verdad, y no las que uno hace consigo mismo, les pone ISBN y publica bajo el pretencioso nombre de “libro”.

Es un pena que la antología no indique el lugar donde aparecieron originalmente los artículos (están mezclados al tun-tun los de un periódico generalista con revistas especializadas en ciclismo), para ver cómo cambia el registro según a quien se dirige. Es un recurso típico de los tahúres, especialmente cuando trata temas controvertidos. Así, este valiente holandés trata en Jerry Cotton y el misterio del dopaje (1980) el asunto central del ciclismo, y usa estas palabras:

Cuando pienso en los peligros del ciclismo, me vienen a la mente los descensos. Una curiosidad: los reglamentos sí recogen que la bicicleta tiene que tener frenos, pero nada sobre la obligación de hacer uso de ellos. Y sin embargo la gente los usa. Así que expliquemos a los ciclistas cúales son esos famosos peligros del dopaje y dejemos que sean ellos mismos quienes decidan que riesgos están dispuestos a correr. Es una cuestión de tomarse en serio el deporte.

10 años después había 20 compatriotas suyos muertos por haber decidido tomarse ellos mismos los riesgos de tomar EPO, pero curiosamente de eso no tiene columna, o no está antologada. Es el problema con esta clase de hipócritas de la farándula del artisteo, endiosados por un libro que parece una recopilación de haikus y frases de tonadillera, que cuando se topan de bruces con la realidad simplemente la ignoran y se retiran a su buhardilla con vistas al canal.

Bernard
Hacer un artículo de la mítica cronoescalada de 1987 y hablar todo el rato de Tom Simpson

Se supone que desde esa atalaya ha tenido la cara de mármol de añadir una postdata en el momento en el que se publicó el libro en Holanda, en 2015: “el artículo está algo anticuado, pero en líneas generales sigo defendiéndolo” O sea, incluso tras saberse que en el Rabobank se practicaba el dopaje sistemático de todos, y que Thomas Dekker obtuvo todo lo que obtuvo en su vida deportiva por ir drogado hasta el casco y desde los 19 años.

Si el libro se salva, y en cierta medida es recomendable, es porque en sus páginas aparecen los nombres de Anquetil, Monsere, Maertens, Merckx, Fignon, Bernard y toda la retahíla habitual, y en su justo contexto: escrito en la época, o bien traído a una situación vivida como espectador por Krabbé. Batallitas, que tanto gustan, y contadas bastante bien porque evita esas cosas casi inevitables de “impresionante”, “demoledor”, “histórico”, “ataque que no se puede resistir” y demás.

Lás únicas excepciones son licencias muy libres de la traductora -que usa la palabra friki en la página 126, cuando esperpéntico hubiese envejecido mejor- , compensadas por unas notas a pie de página que atemperan muy bien las referencias culturales que hace al autor a cosas de Holanda (un dúo de cabareteras, por ejemplo), aunque esos hiperenlaces a vídeos en youtube sobran completamente, salvo que se lea en versión electrónica.

Es un libro por encima de la media de lo que se publica en la hipersaturación del mercado del libro ciclista en España, y en algunos momentos puede llegar a provocar carcajadas ante la hipocresía típicamente nórdica del autor (comentando la foto de Armstrong tumbado en su basement con los siete maillots amarillos enmarcados con un “he ganado mis Tours en las mismas condiciones”, por ejemplo), de la que él mismo se averguenza e intenta camuflar con sus habituales postdatas a los artículos.

¿Qué quiere decir esto? Que no tiene la conciencia tranquila. Que lo que escribió en su época -incluyendo un épico “Lance Armstrong no ha reconocido haberse dopado”- ha envejecido mal porque, no olvidemos nunca, el propio Krabbé ha sido ciclista, o intento de ciclista en el generoso circuito para-ciclista holandés. Y tampoco hay que olvidar que es una selección de artículos: da miedo pensar los que se han quedado fuera, y el motivo de la exclusión, aunque es fácil adivinarlo en alguien que llega a encogerse de hombros ante el tema central del ciclismo.
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Javier Guillén se refiere al maillot arcoris como “el tricolor”. Si lo piensas bien, está todo condensado aquí.
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Noticia de propaganda en Lo País a cuenta del balompié. Por esas mismas razones aducidas, nunca habrá dopaje en ese deporte. Y si no, pregunten a Sergio Ramos.
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El nivel de #MafiAsturias nunca deja de sorprender: Chechu Rubiera, que jamás ha sido preguntado por un periodista por el dopaje en el UsPostal o por lo que tuvo que hacer en sus años de profesional, se dedica a pontificar sobre lo que es el periodismo o las fake news en una francachela típicamente astur.

Ahora que nos llegan a todos las “fake news” de la forma más fácil y masiva, la importancia de los medios solventes es mayor si cabe. La información que sale de un medio con una reputación, con un historial y un bagaje es la que genera confianza.

Ahora estamos viendo cómo llegamos a configurar nuestras opiniones en base a noticias falsas. Si no ponemos filtros a toda esa manipulación que nos cerca puede ser determinante

Nada mejor que utilizar el arma poderosa de la información contrastada, la que procede de los medios con solvencia, para desmontar y abrir el círculo de las falsas noticias

Le acompañan en sus disertaciones un humorista soez, una cantante de barracas y un político de corte italiano. Es fácil oler el serrín mojado, la fritanga y el cucho. Asturias, para los asturianos: por eso os pusieron esas montañas.

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35 thoughts on “Un libro de Tim Krabbé que no da asco

  1. Leí el libro y sobre las muertes de compatriotas suyos en 1989 – 1990 sí que escribe, haciéndose eco de un artículo pseudocientífico del tipo de Cultura Ciclista, que en el fondo trata de desmentir que esas muertes se debieran al dopaje, no recuerdo con qué argumentos. No hay mayor ciego que el que no quiere ver. También tiene cositas en esa misma línea, como su voluntad de no reconocer descalificaciones por dopaje en los casos de Armstrong, Landis o incluso Contador. Su visión del ciclismo en resumen es un cuestionable “pelillos a la mar”, el espectáculo debe continuar.

    Me gustaron más los artículos de los 70 – 80 que las modificaciones actuales, que van en la línea exculpatoria que he apuntado antes.

     
  2. jaja, leyendo eso que dices de las frases cortas separadas por puntos y párrafos muy cortos lo pensé el otro día al leer el extracto del panfleto que va a publicar el ex-director new age de El Mundo. Que un tipo que es incapaz de juntar varias frases e ir desarrollando ideas pueda llegar a ser director de un periódico es sorprendente… vale, es El Mundo, pero aún así…

     
    • Estuvo 17 años en Asia y no aprendió ningún idioma. Fue con el inglés, y volvió así. Ay, David Jiménez…cualquier seguidor de la suspendida cuenta de Twitter sabe el aprecio que le tenía, extensible a todos los que hayan trabajado alguna vez en El Mundo. Su libro parece resumirse así “todo estaba podrido, éramos el órgano de Villarejo y las cloacas, pero yo estaba en Asia y no, no sabía nada”.

       
      • en el libro dudo que cuente algo que no se supiese, o al menos nada que no sea perfectamente viable viendo la cloaca que es El Mundo, el periódico que puso en portada a los peores terroristas de la historia de España humillando a las víctimas. El tal David Jiménez pidió perdón, pero el único perdón posible en este caso hubiese sido la desaparición absoluta de esa cabecera y la inhabilitación de todos sus responsables para el periodismo, al menos de aquellos que firman los artículos. Lo mejor ha sido la reacción airada de muchas estrellitas del diario, gente conocida por el único mérito de llevar muchos años en la profesión, rollo Lucía Méndez (le acaban de dar un premio en el periódico local de Lugo, ahí es nada).

        Lo único que hay que agradecerle a David Jiménez es que hundiese aún más a El Mundo. Pero imagino que ni en eso tuvo mucho que ver, era una caída inevitable.

         
        • El mejor resumen fue el gran hipócrita de Enric González, tras volver a El País después de su paso por El Mundo, reconociendo que era un periódico de campañas y que si estaban en una -o sea, siempre- había que escribir la columna bajo la batuta de la consigna orquestada.

           
          • Enric González ejerció como crítico de cine teniendo claustrofobia. Admitió que se salía siempre de las películas para ir a beber y a fumar. El Mundo fabricó a muchos periodistas basura, a otros los atrajo con su fuerza gravitatoria.

             
            • Mi favorito Boyero. Hacia criticas de peliculas subtituladas al ingles sin entenderlo o hablarlo o leerlo. Y asi viajando por los festivales.

               
    • Ese estilo supuestamente minimalista tratando de ser modernillo a base de tratar de imitar Raymond Carver es un horror. Qué pereza.

       
  3. ¡Jolín, Sergio, qué productividad y variedad de temas! Cualquiera diría que te has pasado a la paleodieta… 😉

    Agradecido una vez más a ti y a todos los comentaristas.

     
  4. Ya demostró Guillén su daltonismo cuando hizo una mala copia del icónico maillot de la montaña del Tour.

     
  5. Aprovecho el tema del post para agradecer la recomendación de La bici lo es todo de Robert Penn. Creo que no me hubiese lanzado a comprarlo de no haberlo leído recomendado, dada la saturación de libros sobre ciclismo y la variada calidad.
    En este caso, no me atraen mucho los libros sobre batallitas del ciclismo (especialmente los de la época de Induráin, que me parece un tema demasiado cansino), pero igual algún día se le puede dar una oportunidad.
    Se agradecen muchísimo estas entradas, sirven de filtro de calidad a la hora de elegir lectura ciclista.

     
    • Bueno, muchas gracias, es de lo mejor que le pueden decir a uno que escribe sobre libros. Al parecer, a la editorial no le gustó mucho mi reseña, y eso que solo por el enlace de Amazon se han vendido un número considerable de ejemplares. O quizás haya sido por eso. En todo caso, a mí si algo me gusta lo pongo, y si no también.

       
  6. Pues a mi me gusto mucho el libro de El Ciclista. Reconozco que no tengo un paladar literario muy esquisito, más bien lo contrario, pero creo que consigue recrear situaciones y momentos tácticos y estratégicos de una carrera ciclista, que no he leído en otros libros.
    Sobre el de artículos, la editorial debería saber qué puede esperar si te lo manda, y darse cuenta que una reseña negativa tuya puede tener más retorno que una buena en otro sitio.
    Se te echa de menos en tweeter por cierto

     
  7. para cuando un top 5 de libros sobre la Realidad del ciclismo profesional ?
    tengo curiosidad por saber lo que los sabios lectores del blog podrian aportar aparte de Sergio claro… 🙂

     
  8. Ojalá se encuentre un manuscrito de Thomas Bernhard sobre Jeannie Longo, “La ciclista”.

    ¿Alguien ha jugado a las chapas con ciclistas?¿Tan viejo soy?
    ¿Inventarse juegos en esos meses de invierno para matar la espera de octubre a febrero?

    Sergio, te gusta la ambigüedad. ¿La verdad sobre el señor Larraya o seguir como estamos?

     
    • Que vá, yo soy más de esperar uno de Robert Walser sobre Ferdi Kübler. No entiendo las dos primeras preguntas, especialmente por el sitio donde las planteas. En cuanto a la tercera, siempre será el mejor deportista español y un corredor ejemplar: no por lo que ganó, sino por lo señor que siempre es, incluyendo que lleve 15 o 20 años diciendo que sus mejores victorias fueron las que consiguió antes de 1991. En cuanto a lo demás, un tío de 1´88 no sube así yendo a pane&acqua, como te podría corroborar Sabino Padilla.

       
  9. Pues yo me uno al comentario de Pablo. A mí también me gustó El Ciclista, creo que ese estilo que dices de frases cortas y muchos puntos y aparte es un recurso estilístico totalmente válido para lo que es el libro. Le da velocidad y además, agota. Creo que el autor quiere transmitirnos ese jadeo tan de ciclista a cada pedalada, con cada punto y aparte.

    En otro orden de cosas, yo, que no uso tuita, agradezco enormemente el cierre de tu cuenta. Disfruto de más entradas y más variadas en mi blog de ciclismo favorito, después de globerismo, claro está.

     
      • Globerismo un gran Blog…?!! Y quién lo escribe un “gran tipo…?” Ya que tanto te gusta darnos cera a los asturianos con lo de la paguina,olor a cucho y demás, pregúntale al autor de “esa maravilla” de Blog sobre paguinas, pensiones y demás.. Pregúntale, anda

         
          • Sergio.. Lo primero perdón, era una broma entre nosotros y no tienes /tenéis porqué entenderla. Muy en serio, ese tipo es una de esas personas que merece la pena conocer y gracias a él, te leo a ti encantado… Y eso que soy el mayor fan de Contador (esto si que es verdad, palabra..) pero bueno… Nadie es perfecto!!!

             
  10. Lo primera de Longo era ironía.

    Las segundas eran curiosidad sin más. En el libro que reseñas, el autor habla de esos juegos, tableros para jugar con el ciclismo de tema. Es que a mi me pasó. Las pre-temporadas de 1988 a 1989 y a 1990 se me hacían eternas y me inventaba juegos.

    Lo de pan y agua está claro. Pero lo que le hizo millonario y toda la admiración que se le profesa fue a partir de sus victorias de 1991. Señor, caballero y todo eso sin duda alguna. Tal vez sea eso lo que lo ha protegido, pero no deja de ser “raro”. Casi todos los mitos de atrás están protegidos, y creo que en el fondo esa es la crítica de Krabbé y de otros muchos sobre los posteriores campeones y los de ahora.

    Dije Indurain por ser de aquí, pero vale para Eddy Merckx. En unos meses se le va a poner por las nubes, con razón, pero también con muchas contradicciones, como sus tres positivos.
    Su hermano Michel, era farmaceutico por ejemplo, lo que te hace pensar.

    ¿Por qué unos si y otros no?¿Por ser caballeroso?

     
  11. Después del post sobre los monstruos soy que salga lo de Kennaughque????,No hace otra cosa que darte la razón una vez más…..VISIONARIO,un puto crack,habrá previa del Tour de flandes????

     
  12. Decía un profesor que tuve en el instituto que las personas que escriben con frases simples revelan una mente simple. En el caso del libro de Krabbé además creo que hay un hallazgo literario que se te ha pasado desapercibido, y es su anticipación a Paulo Coelho. Hay una frase que no recuerdo textualmente, pero que coloca en los prolegómenos de la carrera, cuando, mientras está preparando la bicicleta, mira a la gente alrededor y se pregunta con qué rellenan sus vidas esas tristes personas si no andan en bicicleta. Ahi Krabbé creo que se adelantó bastante tiempo al auténtico género literario por antonomasia de nuestros tiempos: la frase identitaria y motivacional, reproducible como tatuaje, meme, camiseta o firma en foros de internet (entre otros soportes) que dota a su portador, o a quien la repite como un mantra, de superpoderes al tiempo que lo identifica como una tribu dotada de superioridad moral intrínseca, como una suerte de herrenvolk a pedales.

    En cuanto al humorista soez y las montañas, por alusiones, quisiera decir algo sobre ambos. El primero es muy limitado a la hora de desarrollar tramas y mucha de su producción es de rodillo y gotelé, pero el lenguaje que refleja es el de un costumbrismo realmente existente. Dicho de modo más engolado, aunque no seguramente no pasará a la historia de la literatura, al menos su visión sobre el colapso de la minería y sus secuelas es de las pocas que están escritas desde una perspectiva “emic”.

    Por otro lado, las montañas que nos encierran tienen un atractivo para el aficionado a la bicicleta que no me han podido ofrecer las inagotables llanuras (que además me producen agorafobia) o los secarrales de otras latitudes ibéricas por donde me ha tocado arrastrarme. Otra cosa es que la sociedad que se desarrolle entre esas cumbres arrastre sus dinámicas viciadas de clientelismo y de cosas peores, como diría el propio Maxi (creo que la frase es suya, aunque no estoy seguro) “Una tierra muy guapa pero llena de hijos de puta”. Las crisis y colapsos de las dos Asturias (la industrial subvencionada y la agraria a la que no llegaron ni las subvenciones porque no había “capos” con los que negociar, solo minifundistas y microfundistas desunidos), la desactivación de toda movilización e iniciativa a golpe de subsidios y prejubilaciones, o la existencia de una élite que lleva décadas viviendo de la venta al estado de negocios ruinosos pimero y de la obra pública faraónica inflada a sobrecostes después, mientras las pocas ideas alternativas para la regeneración económica se ven obligadas a enfrentarse con el perro del hortelano institucional y su fiel burocracia -ríase usted de la soviética- han llevado a un estado total de postración que se ha resuelto con la emigración masiva de toda una generación para la que aquello no ofrecía salidas. De ahí al envejecimiento con sus corolarios de aceleración del carácter subsidiario de la economía e inmovilismo social solo había un paso, hasta convertirse en un geriátrico de 1 millón de habitantes en el que las monjitas llevan a los ancianos a votar con la papeleta preparada del asilo. ¿Me duele? claro, es mi puta casa, joder. Por cierto, olvidaba los estragos medioambientales con sus repercusiones en la salud, desde la térmica de Aboño a la papelera de Navia.

    Cambiando de tema (o volviendo a Krabbé): Me resulta muy atractivo todo ese circuito “paraciclista” de carreras para amateurs, veteranos y demás… como es la clase social ciclista a la que pertenezco, no deja de producirme cierta fascinación poder contar con ese tipo de carreras sencillamente para disfrutar la bicicleta de otro modo y al menos, poder tener la experiencia de competir y ese tipo de sensaciones que se resumen en eso de “matar el gusanillo”. Aunque sé que no aspiro ni a la medalla de corcho, me gustaría que hubiese aquí algo así, como las carreras del pavo o las de las fiestas del pueblo de turno, y no las cada vez más adocenadas y masificadas marchas cicloturistas en las que, como has comentado por el blog, el participante es un cliente cautivo al que se le sacan los cuartos a cambio de una experiencia a veces bastante limitada.

     
    • Muchas gracias por tu comentario, que suscribo completamente. Antes que Coelho o Krabbé ya hizo fortuna un desgraciado similar con un libro que fue bestseller mundial llamado “Un hombre llamado Juan Gaviota”, y que es el origen de todo. Evidentemente, alguien tan limitado como Krabbé no va a inventar nada, que es de la farándula…

       
  13. “Tras superar esta dura barrera de entrada, y de manera sorprendente, el libro pasa a hablar de carreras, que al fin y al cabo es lo que nos gusta a todos.”

    Siendo un ciclista bastante tardío, joder, a mi las carreras ciclistas me interesan cada día más, porque voy aprendiendo aún, pero no es lo que más me interesa del ciclismo… no hay vida fuera de las carreras???

     

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