Primero fue Karsten Kroon, pero el no quería hacerlo, y ahora ha sido Liewe Westra el que ha confesado haberse dopado durante toda su carrera deportiva. Ambos corredores comparten nacionalidad, y nunca fueron compañeros de equipo. Aparentemente, son dos casos aislados, si es que todavía hoy existe alguien que siga el ciclismo y se pueda creer algo así.
Kroon, que ahora es comentarista Eurosport NL, le contó hace un año a un amigo periodista que sí, que se había dopado, y que lo iba a contar en breve para quitarse un peso de encima, siguiendo la tradición de tantos y tantos corredores de los Países Bajos que han hecho una maniobra similar. El problema es que no lo hizo -se está muy agusto en la Tele del Cinismo, un hervidero de dopados&flipados-, y el periodista lo ha contado ahora.
Por supuesto, el asunto recibió atención durante un día, uno solo: Kroon dijo que sí, “pero solo durante un breve periodo”. Nadie le ha preguntado cuando, si durante su larga etapa en el Rabobank (hasta 2005), o durante su primera etapa en el CSC -hasta 2009-, sus dos años en el BMC de Rhis -2010 y 2011- o, cuando retornado a la cuadra de Riis, llegó incluso a colarse en el equipo del Tour para 2012. En tres días estará retransmitiendo el Giro, sin mácula alguna.
El caso de Westra es completamente diferente: el propio corredor ha contado su dopaje, y lo ha hecho por un motivo muy holandés. Ni espíritu protestante de expiación, ni queso Gouda. Simplemente, ha publicado un libro sobre su vida, y el mejor reclamo posible para un libro que sería invendible es poner la palabra “dopaje”. Cosas que pasan cuando te retiras y no tienes ni oficio ni beneficio. “Escribe un libro”, y después llega el editor y te obliga a que se venda.
¿Editor? Los deportistas son ágrafos por definición, y este tipo de libros siempre tienen detrás a un periodista que lo engrasa todo. Quien sabe, a lo mejor la confesión forzada de Kroon es por un libro apalabrado que después no fue adelante. En el caso de Westra, el periodista que escribe, edita y da esplendor al libro es Thomas Sijtsma, que ya el año anterior había hecho un libro sobre ¡Koen de Kort!, que me imagino estará en la sección de libros infantiles.
Westra fue un corredor del montón alto del grupo, un buen contrarrelojista que, en virtud de esas prácticas del pelotón que Kroon ni ninguno de sus compañeros jamás dirá en antena, se convertía en multiherramienta si la ocasión lo requería: así no sorprende que tenga una etapa de Dauphiné con final en Finhaut-Emmoson (uno de los puertos más duros de Europa), aquella tan rara en la que los dos Katusha hicieron todo lo posible por no ganar.
Ese mismo año llegó al Tour como una moto, y fue decisivo en el tremendo golpe al tablero del Tour que dió el Astana en la etapa de pavé. ¿Actuaciones previas en adoquinado con lluvia? Ninguna, al igual que Fuglsang, otro de los destacados ese día. Tres semanas después su compañero Iglinski daba positivo por EPO, pero el Tour (y cuatro etapas) ya estaba en la buchaca de Nibali.
¿Otro momento multiherramienta de Westra? El año en que, estando todavía en el Vacansoleil, casi gana la París-Niza en la cronoescalada final al Col d´Eze, ante nada menos que Bradley Kenacort Wiggins. Ya había ganado la etapa de Mende y sido tercero en otra, pero nadie se esperaba eso. Poco debe extrañar ese Vacansoleil, que un año antes había fichado a Ricco y Mosquera, como si no supiesen qué keroseno llevaban.
En 2016 se retiró, al parecer aquejado por una depresión que fue contando por ahí, al que quisiese escucharle, probablemente la Seguridad Social holandesa para conseguir una paguina. Nadie lo había echado de menos, hasta hace unos días.
La biografía se titula La Bestia, porque al parecer su apodo cuando corría era La Bestia frisona, muy apropiado para un corredor multiherramienta. El primer día de lanzamiento, el gancho es que había usado las zonas grises de la mejora del rendimiento deportivo para correr así toda su carrera deportiva: “si quieres estar con los mejores, tienes que ir al límite de lo permitido”, que en el caso de este holandés era conseguir TUEs para ponerse ciego de cortisona.
Sí, la misma sustancia por la que Lars Boom salió tocado en lo que iba a ser su prólogo en el Grand Depart del Tour 2015. Cosas del Astana, el equipo de Vinokourov y de la mucho menos citada Raquel Hortalona, una médico especialista en hematología que, vaya usted a saber por qué, está en un equipo ciclista desde los tiempos del Saunier y sus dobletes con Piepoli y Simeoni, a veces también en manada con El Búfalo.
Westra, aunque no se diga, aspira a tener un éxito editorial comparable al libro de Thomas Dekker de hace dos años, best-seller en su país, pero también traducido al inglés y este otoño también al castellano. Es difícil que lo consiga, y más por lo que fue cómo corredor, y lo que está contando, que es nada de nada. Preguntado sobre EPO y la hormona del crecimiento, dice que “son otra cosa” , y que ha tenido suerte de correr en una época en la que ya no son tan habituales.
No se lo cree ni con su cara dura frisona, esa región norteña con características diferentes a las del resto del país, y que es objeto frecuente de chistes sobre su poca inteligencia, afición a las vacas, y pueblerismo. Westra les ha dado más motivos, si cabe. La razón por la que no confiesa dopaje con EPO es porque todavía tiene en palio alguna victoria -en 2016 ganó los Tres Días de la Panne-, que podría verse en peligro de andar diciendo por ahí la verdad, y no la verdad de pacotilla para vender un libro.
Hoy, por ejemplo, ha añadido que para ganar esta última prueba, se tomó antes de la última crono una tableta de 600 mg de cafeína y el consabido Tramadol para evitar la sensación de dolor. Ninguna sustancia es ilegal, y Westra juega adrede con esa ambivalencia entre lo que es medicación y lo que es dopaje con sanción.
“Oficialmente siempre he tenido problemas con las rodillas, lo que me permitía iniciar un tratamiento con cortina justo para los momentos señalados de la temporada”, dice jugando con lo ya sabido por el caso Sky y las chest infection o ataques de asma justo antes del Tour. “Todos mis compañeros de generación preparan sus objetivos de la temporada de la misma manera”.
¿Y cual es la generación de Westra? Pues esta misma, porque tiene 35 años. Aunque no debutó en profesionales hasta los 26 años -dejó el ciclismo con 18 años por esos problemas de rodillas, y se hizo albañil-, lo hizo muy bien en el Vacansoleil, el equipo holandés que empezó modestamente pero con grandes aspiraciones, no en vano tenía en plantilla a uno de los médicos pioneros de la EPO, el mismo que envió a la tumba a un buen puñado de holandeses que sirvieron como cobayas.. En dos añitos, Poels y De Gendt estaban con los mejores del mundo.
Ni que decir tiene que todos estos vasos comunicantes de Westra apenas han sido tocados por los que viven del ciclismo. El holandés, que ahora vive en Australia y que afirma que se llegó a tomar 25 pastillas de extasis durante la depresión esa que sufrió para cobrar la paga, ha sido compañero de SMS Sánchez, Scarponi, Aru, Landa y Nibali. De todos ellos.
“En mi primer año de profesional me di cuenta de que si solo entrenas duro no vas a conseguir victorias”, que es una frase que refleja el ciclismo profesional tal cual es. “¿Cómo crees que los corredores de clásicas consiguen estar así ese día preciso? Si alguien se tiene que llevar la culpa, que sean los doctores del ciclismo. Son ellos los que facilitan estas actitudes con sus certificados médicos ad-hoc”.
En Astana se han lavado las manos, y eso que Westra era residente en Monaco y, por tanto, de la cuadra íntima de Vinokourov. Tampoco la UCI ha dicho nada, porque saben que nada de lo dicho por el holandés es mentira. El único ciclista que ha asomado un poquito ha sido Michael Woods, proveniente de un país con los mismos tópicos que Frisia
“I think I can tell the story about the cortisone injections open, because I do not feel that I really did something wrong,” @lieuwewestra well, you did. #raceclean https://t.co/kImCjVYBCc @Cyclingnewsfeed
— Michael Woods (@rusty_woods) 29 de abril de 2018
No deja de ser curioso que las revelaciones de Kroon y Westra, no precisamente corredores del Pleistoceno, hayan llegado en plena Edad de Oro del ciclismo holandés, con el primer ganador de Grandes Vueltas en treinta años, con un doble ganador de monumentos, con un sprinter con 5 victorias esta temporada y con el podio virtual en la Vuelta de Kelderman. Pero aquí nadie conoce a nadie, de ahí que Westra solo haya recibido críticas de un corredor canadiense que tiene pinta de tomar todo lo que le meta Vaughters en el bote.
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Roglic se lleva el Tour de Romandía 2018, y es el segundo corredor tras Jalabert (1999) en enlazar victoria con la Itzulia en una misma temporada. No tuvo mucha oposición: en la etapa reina Bernal lo intentó una y otra vez, y en más de una ocasión se quedaron el esloveno y el colombiano en cabeza de carrera, como si los rivales no existiesen. Es más: Ion Izagirre iba por delante, y lo superaron al triple de velocidad.
La etapa, bien diseñada, incluía un largo descenso hasta meta, con algunas tachuelas, incluso dentro del casco urbano de Sion. Fuglsang consiguió llegar en solitario tras atacar a 15 km. de meta en un momento en que Rui Costa iba a cola del grupo de favoritos, confirmando su buen estado de forma esta primavera. Su acción le permitió subir al cuarto lugar, y en la última etapa no se movió nada con el triunfo al sprint de Ackerman, del Bora.
Ahora queda ver que el corredor del Jumbo pueda exportar ese estado de forma a una vuelta de tres semanas. Jalabert no pudo, y eso que en teoría iba más drogado. Confirmando su carácter de sputnik nato, no correrá ni Dauphiné ni Suiza ni Ruta del Sur antes del Tour, únicamente la Vuelta a Eslovenia. ¡Viva el ciclismo!
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Kristoff gana por cuarta vez -y es recordman- el GP de Frankfurt, una carrera muy entretenida donde ha vuelto a la competición, tras su brutal caída en Lombardía, Laurent de Plus. Lo ha hecho como saben hacer en Quick Step, atacando y yendo en la fuga como si hubiese estado descansando, y no recuperándose de una fractura muy complicada.
En el sprint Gaviria intentó hacer lo de la París-Tours, pero le salió tan mal -la cámara no estaba enfocando y no se ve bien, puede que tomase una desviación mal- que el ridículo ha sido espantoso, llevándose también a rebufo a Bennet. Matthews, el otro gran favorito, solo pudo ser segundo.
Se ganó la vida dopado y ahora quiere vender un libro de dopados???
Que lástima, es horrible saber que esto continúa pasando hoy día.
En fin, una pena.
“Roglic se lleva el Tour de Romandía 2018, y es el segundo corredor tras Jalabert (1999) en hacerlo en una misma temporada”.
Te referirás a Itzulia + Romandía, ¿no?
Pues esta primavera ha presentado en sociedad a dos candidatos a entrar en el selecto club de los grandes vueltómanos, Bernal y Roglic. Tras los chispazos en Cataluña y País Vasco, en Romandía se han mostrado tres escalones por encima del resto del pelotón. Con ese nivel, si demuestran regularidad y fondo durante tres semanas están para pelear por todo.
Como al final el dóping y el ciclismo profesional es cosa propia del negocio, acabado el ciclismo escribimos un libro que mencione la palabra dopaje y así seguimos sacando unos durillos a los incautos que esperen que este tipo revele algo nuevo e interesante. De un estafador deportivo, poco se puede esperar, en la mayoría de los casos.
Ayer enlazaste en twitter un artículo descacharrante sobre Westra: que si de joven era bakala y se ponía ciego de pastillas, y luego de profesional, más de lo mismo. La cultura de la pastilla y esa sutil frontera entre droga y dopaje, como ya se ha señalado en este blog más de una vez. Ahora me acuerdo de Joaquim “Lacasitos” Rodriguez, de quien su propio padre dijo que lo había apuntado a ciclismo para que no se hiciese yonki, el pobre.
En cuanto al holandés, recuerdo la bomberada de aquella P-N, perdida por 8 segundos que se fueron en una celebración de etapa. “Era verlo subir y ver un sufrimiento continuo de la aerodinámica y la más pura lógica, esa que hace tiempo se perdió en el ciclismo”, escribiste aquel día, luego los de siempre te afean no saber nada de ciclismo.
En resumen, uno al que, en efecto, nadie había echado de menos y que anda buscando su minuto de gloria, lo de la depresión me lo puedo llegar a creer (le puede pasar a cualquiera), pero aparte de la extravagancia que es intentar “tratar” la depresión con cortisona, deberíamos cuestionar si fue la depresión lo que acabó con su carrera o si fueron su profesión y lo que lleva asociado los que desencadenaron la enfermedad. Pero nadie lo hará.
Y bueno, no me extiendo más, que si no, nadie lee el comentario entero, un saludo a todos los seguidores y gracias por el blog.
Westra no hace mas que confirmar, que aún la trampa existe y que nadie o pocos, hacen por cambiar nada. Aún así, no estoy de acuerdo. Si se puede ganar sin dopaje.
El mantra “no gano por que los demás se dopan” lo dicen todos los mierdas. Los que no son capaces de reconocer, que no valen par ser ciclista. El problema está, en que muchos de ellos, o la bici, o albañil, como Westra. Y ante esa tesitura, es mejor estar de noviembre a febrero en Calpe, entre colegas y chicas, que en Holanda con la argamasa.
Él también deja al descubierto otro problema. Propone preguntarse como es posible que en las clásicas el día D siempre, los mismos, estén en las mejores condiciones. Hay radica otro problema. Los equipos. Si el equipo es consciente, que un corredor en forma, en marzo abril, de 20 carreras le van a salir 10 bien y 10 mal, porque aún estando en forma, las personas no siempre respondemos igual, no hay problema. Pero si el equipo quiere recuperar su inversión a toda costa, quiere que de 20 este bien en 20, y eso solo se puede asegurar de una manera.
O otro ejemplo es, en las grandes vueltas, como los favoritos, apenas tienen días malos. Lo normal sería, que la clasificación general entre los diez primeros, bailase un poco mas. No una clasificación cada día, pero en fin, tampoco los robots de ahora.
En definitiva, propone las excusas de siempre. Los demás. Y no, los demás no. Tu, amigo, tu. Si no querías ser albañil, haber estudiado.
Un tipo que estaba corriendo hace 4 días confiesa que se dopó durante toda su carrera y no ocurre nada, increíble. Ninguna consecuencia ni para sus médicos ni directores, ni se investiga a sus excompañeros en activo, ni a sus exequipos, ni a nadie.
Este negocio llamado ciclismo está tan bien montado que de aquí chupa del bote todo el mundo (UCI, agencias antidopaje, médicos, directores, excorredores, ASO, etc etc) y nadie quiere que se acabe, nadie quiere que se limpie.
Iré otro año a las cunetas del tour de Francia a ver que galeno ajustó mejor la dosis en su caballo ganador, que es en lo que consiste este montón de mierda llamado ciclismo.
Y un tío con un positivo pendiente de resolver será jefe de equipo en el Giro dentro de cuatro días. Tendrá unos compañeros que le arroparán y un montón de adversarios que no dirán nada.
Porque todos tienen mucho que callar. Si de verdad el pelotón está limpio, que hagan una sentada para protestar por la participación de un drogado en en la carrera, como cuando se sentaron a protestar por el trato que les daban con los controles anti dopping cuando el caso Festina.
La cotidaneidad del dopaje en el ciclismo es de tal envergadura que ya se ha normalizado que los ciclistas retirados firmen libros autoinculpatorios sin ningún tipo de consecuencia ni para su palmarés ni para sus estructuras deportivas. Este Westra se retiró en 2016, hace 4 días.
En mi profesión, yo no concebiría, no solo hacer trampas de forma sistemática, sino después lucrarte contándolas una vez jubilado.
Es todo tan raro, y la connivencia de la UCI tan vergonzante, que solo puedes mar este deporte desde la perspectiva de su práctica y disfrutar de los profesionales como circo de mostruos.
De hecho, había firmado para 2017 con el Wanty, y seguramente con un contrato medio decente porque podía lucir los Tres Días de la Panne de 2016. No llegó a debutar, abandonó el ciclismo “por depresión”.
Depresión o fué que no quiso ser un Samuel Sánchez de la vida e hizo un “retírate chaval!” en toda regla?
Bueno, más bien que el Wanty actuaría como Le Boulangerie con Beloki.
A mi lo que me resulta ASQUEROSO es lo de Enric Mas y su victoria de etapa en País Vasco: ¿es que nadie vió nada?
¿uh?
Un offtopic… Podéis decirme el código de velogames de la liga del blog?
635378820
Gracias!
A Koen de Kort ya me lo he encontrado en el AVE un par de veces en el tren (“ventajas” del trayecto diario Girona-Barcelona) y está hecho una momia, algo gordo tiene que saber del chiringuito del BMC que nadie lo haya echado a la calle todavía.
También compró su primera victoria como profesional, en 2009. Qué sería del ciclismo sin el dopaje, las trampas y los amaños.
Las depresiones son muy peligrosas. Es algo completamente normal que durante una depresion uno se tome extasis y se haga la ruta del bakalao para pasar las penas. Tambien dicen que tripis ayudan a superar el dolor de cabeza y la diarrea.
Menudo embustero.
Lo de Gaviria en Frankfurt es inconcebible. Era un circuito final en el que habían pasado, al menos, cuatro veces ¿Como pudo equivocarse en la curva? Me no comprender
Aquí dice que fue al seguir una moto, pero, insisto, había pasado varias veces antes por meta y había una pancarta y toda una infrastructura montada. No tenía pérdida.
http://www.elcolombiano.com/deportes/ciclismo/por-culpa-de-moto-ciclista-colombiano-fernando-gaviria-no-gano-en-clasica-eschborn-frankfurt-YY8634771
¿Tramadol? No se, sus dos afiladores -el de Sanremo y el que le ha costado esta primavera- demuestra que es un corredor poco atento en carrera.
El tema de hoy es muy bueno Sergio, me ha entretenido un buen rato.
He leído, traductor mediante, el artículo de Liberation sobre las muertes de los ciclistas holandeses, y es sencillamente terrorífico.-
Con este tipo de confesiones, a uno se le va cayendo su imaginario poco a poco, etapa a etapa.-
Me acordaba de aquella etapa del Tour de 2001 con meta en Portalier, con una larguísima escapada (217 kms en fuga, he buscado mas datos no tengo una microSD en la cabeza!) donde bajo la lluvia Aitor González debutante en ese Tour se peleaba con Dekker, Wauters y Knaven saliendo a todos los ataques que le caían. Los últimos kilómetros son para enmarcar.
Mira que me gustaba Aitor, pero le ganó otro mejor dopado, o con mas suerte o vaya usted a saber, en fin que en días como hoy uno ya no sabe sigue siendo aficionado a sufrir así.
Como dice el lema del Giro esto sí es amore infinito.-
Tienes el enlace del artículo de Liberation?
Aparece en el post
A alguien le extrañan estas cosas ya?
En un deporte donde un país en el que se exilian los dopados y sus médicos (Colombia) se vuelve la nueva Meca, o uno que nunca tuvo gran tradición en ruta (UK) saca vueltómanos como panes.
A nadie le interesa hacer limpieza en este deporte, porque la mierda trae mucho dinero a unos pocos, dinero hemático kazajo, dinero asmático anglosajón, y ahora petrodinero de Oriente Medio.
El deporte más bello disputado por los más canallas rateros
Es leer sobre Westra y se superpone en mi cabeza la voz de Amat Carceller diciendo Liuve Vestra, y no me lo quito. Si a alguien más le pasa me quedo más tranquilo.
¿Tendrá alguna influencia sobre el Astaná 2018 que van como un tiro? Sobre el papel Astaná será un equipo clave del Giro y no imagino un escenario en el que no lo sea.
A mí me ha pasado también.
Se pronuncia así
Liewe Westra era un dopado de manual y, peor aún, un jodetropelas de manual. Pocos corredores me han frustrado tanto. Al nivel de Bystrom.
Interesantismo el articulo.de Liberation, se ve que desde mediados de los 80 en Holanda andaban “desesperados” buscando encontrar la formula que ya tenian en Italia con Conconi, Ferrari, Cecchini, ….
Probenecid se va a PDM en busca de “ganancias marginales” (y un porron de dinero), cuando la pocima ya estaba en Italia. ¿Como se puede calificar el 87 de Roche? El medico de ese Carrera por lo visto ers Conconi, ¿no?