De repente, una París-Tours. De repente, ciclismo.
Salió una gran etapa, sin ninguna duda la mejor de lo que llevamos de Tour, con un montón de intrahistorias y situaciones de carreras mucho más interesantes que las cacareadas etapas de montaña. Un perfil vertiginoso, un media de película de terror (45 km/h, ¡el ciclismo que cambia!) y una fuga compuesta por una parte muy importante de la crema de las carreras de un día. Sin quererlo, en el Tour apareció una clásica, quizás la más auténtica que queda.
Para salir de Andorra, donde estuvieron disfrutando de la jornada de descanso, los ciclistas tenían que afrontar Envalira, único paso directo con Francia y que, merced a este Tour donde se escamotean los colosos alpinos, era la cima Henri Desgrange de 2016. Un coloso de salida, y despues más de 140 km. rapídisimos hasta la meta en Revel, un lugar de cuento de hadas.
Recientes sucesos tras la jornada de descanso, como los que sufrieron trágicamente Van Garderen o Landa, hacían prever que a más de uno se le atragantaría un plato así tras el desayuno, y solo tenemos testimonio de Kelderman y de Rolland.… Leer más