Dedicado a Iban Mayo

PiepoliganaenHautacamEl titular podría haber sido perfectamente este. Gran parte de los argumentos expuestos son extrapolables: el mismo vencedor; dos de un mismo equipo entrando juntos en una reina de montaña; tres finales en alto disputados, tres victorias para un mismo equipo; unos que van con una marcha de más -Cobo casi se sale en una curva subiendo-, el resto que va con una de menos.

Sin embargo, quiero que mi primer recuerdo vaya a Iban Mayo, positivo por EPO en el pasado Tour con el maillot del Saunier Duval, algo a todas luces injusto. Menos mal que fue un caso aislado y el bravo equipo cántabro, dirigido carismáticamente por Matxín (“joven, pero de viejas costumbres”, escribió Arribas) pudo reponerse y tomar la salida en esta vibrante edición del Tour, el más limpio de la Historia. Tan, tan refulgente y blanco nuclear que hay que ponerse las gafas de sol para ver la tele. Como en los funerales.

Se formó un corte de salida donde se colaron rodadores y escaladores. De los primeros, Freire buscando puntos en los sprints y Cancellara en estado de mutación permanente: al final va a resultar cierto eso de que con 30 años quiere luchar por el Tour; de los segundos, gente como Di Gregorio o Fothen. Tras un forcejeo muy intenso, lograron empezar la subida al Tourmalet con 8´30″ de ventaja. Bah, se escaparán los escaladores y al hombre-puente del CSC lo devorarán a mitad de subida. Pues no.

A pesar de que Saunier puso un ritmo duro al inicio, con Jufré y Del Nero, la ventaja decreció poquísimo y Di Gregorio coronó el puerto-mito con 6´30″. También los rodadores con considerable ventaja. ¿Pararon por detrás? En absoluto. Voigt impuso un ritmo constante que dejó el grupo principal en 17 unidades en el paso por la cumbre. En el camino se habían quedado Valverde, Pereiro, Devolver y Cunego, entre otros. Coronaron con treinta y pocos segundos de desventaja, pero al final del descenso estaba esperando Cancellara.

Entre este corredor y Voigt realizaron un paso del valle (22 kms. hasta el inicio a Hautacam) a velocidad de crucero, con viento de cara. El pobre Di Gregorio apenas si pudo empezar a subir Hautacam en solitario: todo su caudal de minutos devorado. ¿Y los Caisse? Dejaron una imagen patética de Valverde, el supuesto jefe de filas, persiguiendo en el desfiladero, con caras de nerviosismo: empezaron la subida con 2´20″ de desventaja sobre los favoritos. En meta la diferencia fue parecida, demostrando que no subió tan mal. Eso sí, todo muy lejos del anunciado y cacareado, en una calurosa tarde toledana, “Terminator en Hautacam”. Buen provecho.

En la subida final hubo intentos desde la base del puerto. Unos más consistentes, otros menos. Al final -más bien al principio- se fueron cinco, relativamente poco molestos para la general: F. Schleck, Cobo, Piepoli, Kohl y Efimkin. Nadie esperaba que anduviesen tan rápidos. El luxemburgués casi sucede a su paisano Kirchen -ayer en su lugar natural en la alta montaña-, pero le faltó un segundo, el que dió el liderato a Evans gracias al sprint final de Riccò entre los favoritos. Hubiese sido líder de haber aguantado el ritmo de los dos Saunier, que lo fundieron a falta de dos kms. Estos sacaron 2´17″ a los corredores de la general. Decían que el ciclismo había cambiado y que eso se veía en las diferencias en montaña, que ya se volvían a medir en segundos…

Kohl aguantó muy bien y ya es cuarto de la general, mientras que Efimkin, aunque por poco, es el único corredor que ha entrado por delante en las dos etapas de Pirineos. Riccò, Evans, Sastre, Menchov y Vandevelde entraron juntos de la mano, tras una subida de pipa de la paz. El americano merece mención especial: desde el Tour 1998, y salvo la edición 2006, siempre ha habido un yanki en el podio. Este año le toca a este. Y aquí nadie se extraña, es lo más normal del mundo que un gregario esté tercero de la general tras el paso de dos bloques de montaña.

Hace unos días se calificaba a Beltrán como “de la antigua generación”. ¿A qué generación pertenece Piepoli? ¿A la generación perdida? Profesional desde 1995, no había ganado ni una etapa de grandes vueltas hasta 2004, cuando ficha por el debutante Saunier. Se impone en una etapa de la Vuelta a Heras y Santi Pérez. Al año siguiente pierde la Volta -siempre la misma carrera- por un problema de aviones, como explicó G. Luque. En 2006 se papa dos etapas en el Giro. El año pasado, etapa y tres segundos puestos -cronoescalada incluída, y por un segundo- en el Giro, además de otra etapa en la Vuelta. ¡Que razón tenía Beltrán! “A mi edad, todavía no descarto una etapa en el Tour” ¡Ni escapada ni leches, atacando a los favoritos y entrando con 2´17″ en meta! ¡Viva Iban Mayo!
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Por causas ajenas a mi voluntad, me he visto obligado a suprimir los comentarios durante una temporada. Con el Tour llegan avalanchas de nuevos lectores y, aunque yo me hago responsable de todo lo que escribo, no puedo decir lo mismo de comentarios anónimos. Aunque parezca un tópico, es realmente cierto: más me duele a mí. En serio.

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