Dos de Van der Poel

En contra de todo lo esperado, la primera etapa en línea de la Vuelta a Suiza tuvo unos kilómetros finales espectaculares: mejor que todo lo vivido en Dauphiné, y en gran parte del Giro de Italia. Se combinaron varios factores para ese sorprendente resultado.
Primero una tormenta magnífica que dio un aire de clásica al tramo final, donde tras pasar por uno de los infinitos pueblos-ciudad que forman la conurbanización de Zurich -una ciudad que ha colonizado un lago, tenían que subir súbitamente a la montaña, en un paisaje donde se combinaban graneros típicos con chalets de lujo, aunque esto último sea una redundancia en ese país. Y, segundo, un gran ciclista que siempre ataca.
Tiraba el Bike Exchange para Matthews, y en la subida atacó Alaphilippe porque lo lleva en su naturaleza, porque ha venido a la carrera a por la general -los puertos suaves y tendidos le favorecen-, y porque es un gran corredor que jamás pasa anónimamente por ninguna carrera.… Leer más