El club de las cabalgadas exitosas en solitario saluda a un nuevo miembro

El club de las cabalgadas exitosas en solitario saluda a un nuevo miembro

Seguramente alguien habrá hecho ya el cálculo, pero da un poco igual. Lo que antes era excepcional –que un corredor en solitario se impusiese en una gran prueba con un ataque lejano– se ha convertido en habitual. Sabíamos lo de Pogacar, también lo de Evenepoel (¡un saludo!) y por supuesto lo de El Nietísimo; ahora se ha unido al club Mads Pedersen.

Vivimos tiempos excepcionales, que algunos califican de “Edad de Oro”, y ojo del que discrepe, como advirtió hace poco Carlos de Andrés, poniendo voz de mofa: “ya están los que critican las victorias desde lejos, ¡benditas sean!”. Ya. El problema son las preguntas que dejan, igual que en épocas no muy lejanas dejaban preguntas los gregarios que andaban más que los jefes de fila, los equipos que llegaban con los ocho integrantes a pie del último puerto, o el gregario que tiraba durante 2/3 de una etapa alpina, y sin pedir relevo.… Leer más

El mejor podio de la historia de la Milán-Sanremo

El mejor podio de la historia de la Milán-Sanremo

En la previa de la Sanremo todo eran conjeturas. Todos los años son conjeturas, y hay algunas que son lastimosamente recurrentes, como la del ataque en la Cipressa. Este año por fin se ha verificado algo así, y todavía no se sale del asombro de lo visto.

No tanto por el hecho en sí -más o menos Pogacar lo había ido telegrafiando, y Wellens dijo en meta que llevaban trabajando en el asunto desde diciembre, además de otras indiscreciones previas-, sino por la virulencia del ataque, por los tiempos registrados al final de la subida, y por el destrozo en la carrera, que no ha sido tanto. 

Desde la base de la Cipressa se puso a tirar Wellens, y estuvo 2´40″, y tal era el ritmo que no pudo ir más allá. De lo que se vió en las imágenes, únicamente se descolgó Philipsen, renqueante de una caída días antes.… Leer más

Ayuso, triunfo sin gloria

Tradicionalmente se tiende a comparar la participación en la Tirreno-Adriático y la de la París-Niza. Siempre gana la carrera francesa, y este año además por una diferencia considerable: Juan Ayuso, gran favorito en la carrera italiana, cumplió los pronósticos, pero ayudó muchísimo que no hubiese rival alguno.

El alicantino se presentaba con una hoja de servicios impecable: había ganado la Faun Drome y había arrasado en el Laigueglia -en otras dos ocasiones ya había estado en el podio, y tiene 22 años-, donde es el primer español en ganar la prueba. En otro tiempo, en otro lugar (o mismamente en este espacio, que es el suyo) este hecho hubiese suscitado grandes titulares y elogios, pero todo ha cambiado mucho en el ciclismo, menos lo que nunca cambia.

Sin embargo, el mejor aval de Ayuso era el hecho de haber sido segundo en Tirreno el año pasado, únicamente batido por Vingegaard. El joven ciclista apunta a lo más alto, y nunca lo ha ocultado: ni en sus ambiciones, ni en su vergonzosa actitud subiendo el Galibier en su debut en el Tour de Francia, para después quedarse fuera del equipo para la Vuelta.… Leer más

No hacía falta (lo pagará)

Tras la disputa de la etapa reina, al Giro de Italia le quedan cuatro etapas competitivas y una de circo en Roma, y la general está requesentenciada a favor del único favorito en la salida de Turín: Tadej Pogacar, que lidera la clasificación con 6´41″ sobre G. Thomas y 6´56″ con Daniel Felipe Martínez, diferencias de otra época, obtenidas también con una forma de correr de otra época.

Antes de la etapa de hoy Pogacar ya lideraba con 3´41″ y 3´56″ sobre el galés y el colombiano, respectivamente, de lo que se extrae una consecuencia lógica -les ha calcado tres minutos exactos hoy, 2´50″ en línea y 10″ adicionales de bonificación por ganar-, y que entre segundo y tercero no ha habido ninguna diferencia, para descrédito absoluto de la competición. Se lo repito por si acaso: el líder ha sacado 3´ minutazos en un solo día a sus “rivales”, y entres sus “rivales” no ha habido ninguna diferencia.… Leer más

Todos los días Pogacar

Que Pogacar no iba a tener ninguna oposición en el Giro era una cosa bien sabida desde el mismo momento en que empezó la carrera; que el dominio que iba a ejercer el esloveno fuese tan tiránico había alguna previsión, pero no hasta el punto que se ha visto en esta primera fase ya concluida, de nueve etapas.

Un dominio absurdo, completamente injustificado, que le ha llevado a ganar en su terreno, a demostrar que tiene equipo, y también a aleccionar, al más puro estilo de Armstrong, que no admite disidencias. Todo eso se ha visto en estas últimas tres etapas, donde Pogacar ha vuelto a ser amo y señor, ganando dos de ellas (crono, y final en alto en la primera etapa de montaña), y también lanzando el sprint para que un compañero fuese tercero.

A mí este dominio, esta exageración, incluso teniendo en cuenta lo reducido de la concurrencia, me retrotae al Giro 1999, cuando el drogadicto de Rímini se empeñó en ganar todo lo posible, en no dejar que llegase ninguna fuga, en ganar cinco etapas; el año anterior, Zülle también ganó tres etapas en la primera fase de la carrera (crono, montaña), para después sucumbir al final.… Leer más

“¿Cuánto te va a costar este Giro?”

Los aficionados al ciclismo, fuera del grupo de los del unga-unga, sabemos perfectamente que hay un realidad que nos cuentan, y que se ve por la pantalla, y otra realidad subyacente, de la que se intuyen partes, y que no tiene ningún secreto una vez asumidos los preceptos de el ciclismo que cambia.

De eso va el Giro en concreto, una carrera que se vende como competida y emocionante, cuando de partida no lo es. Tomemos por ejemplo la etapa de ayer, cogida por los del unga-unga como de “gran espectáculo”, cuando la realidad indiscutible es que fue fumada por el pelotón a unos niveles vergonzosos, por mucho que el final -dos km- fuese emocionante.

No hubo ni fuga, e incluso un corredor como Ballerini -hoy quinto- fue animado por la organización para escaparse y hacer el paripé desde más allá de Novara. Cuando se cansó de hacer es rol encargado por la organización, dejó de pedalear para que el pelotón lo cogiese.… Leer más

Evenepoel fracasa en su terreno

La gran noticia de la esperada crono de la Vuelta -por única, no por decisiva, porque 25 km. llanos nunca lo serán- es que el defensor del título ha flaqueado en su terreno. El campeón del mundo, el que se ha pasado desde finales de julio compitiendo y ganando -San Sebastián, Mundial de ruta y crono- ha ido a fallar, de nuevo, en la crono.

Ya le pasó en el Giro, donde ganó la prueba por un mísero segundo concedido por la organización, cuando ya tenía previsto el abandono tras haber cumplido los objetivos del contrato firmado: etapa + llegar al día descanso; ahora le ha pasado en forma de únicamente 20″ sobre Roglic, no lograr el maillot de líder, y ni siquiera ganar la etapa.

El recorrido era una absoluta mierda. Un interés por mostrar las calles de Valladolid, ciudad de fonda y nunca parada, y ninguno por el ciclismo: medias de 56 km/h y completada en media hora.Leer más

Nunca ganará la Milán-Sanremo

Nunca ganará la Milán-Sanremo

Cualquier día la crónica de una Milán-Sanremo la hará una IA y nadie se dará cuenta. De hecho, mucha gente ya lo hace dentro de su propia inteligencia natural con esos resúmenes-haikus sobre “solo valen los últimos 15 km” o, como dijo el ganador de ayer no hace mucho tiempo, “la mayor dificultad es no dormirse antes”.

Poco que reprochar aquí, y menos que lo habrá en el futuro. El rey de las distancias cortas -ganador del CX de Benidorm, y también del Mundial de la especialidad de una hora- también lo es de las distancias ultralargas, demostrando su extrema flexibilidad y polivalencia, que no hace falta un gran equipo para ganar la carrera, y que se puede subir en 2023 más rápido el Poggio que en los años de la EPO Golden Age.

De todo eso es capaz, y aún más, Matthieu Van der Poel. Ha ganado una carrera que ha despreciado siempre que ha podido -sin ir más lejos, el año pasado fue su carrera debut de temporada, y acabó tercero, demostrando que no hace falta tener rodaje cuando se entrena como hace él-, y lo ha hecho con un dominio incontestable: subió la Cipressa en primeras posiciones, se metió en un corte en el llano hasta el Poggio, y su ataque en la última dificultad le dio la ventaja suficiente para llegar en solitario.… Leer más

Poca carrera, solo puede mejorar

Las grandes expectativas que había sobre la París-Niza entre Pogacar y Vingegaard no se han cumplido en lo que llevamos de carrera. Seguramente todo cambie hoy, con el primer final en alto -exigente, rampas constantes al 8% y un descansillo en medio-, pero hasta el momento está resultando una carrera soporífera.

De manera imprevista, Pogacar ha usado las dos primeras etapas en línea para sumar bonificaciones en pasos intermedios. Ya conocen el adagio de que, el que lucha por la bonificaciones, no está para luchar en los tu a tú directos, pero quizás no aplique al corredor de grandes vueltas más rápido desde Gianni Bugno (y quedan dudas de que este fuese un corredor de grandes vueltas), porque no es lo mismo ver a Carapaz, Carlos Sastre o Evenepoel luchando por unos segunditos debajo de una pancarta que a Pogacar.

El primer día, en una carrera controlada por el pelotón a modo Tour de Francia -todos en bloque ocupando el ancho de la carretera, elevado ritmo, sopor infinito- un pequeño repecho en las cercanías de la línea de meta hizo que Pogacar forzase el ritmo en pos de un entonado Powless, todo un anticipo de cómo se llevaría la bonificación de 6″ con Trentin de lanzador.… Leer más

Criterium du Van Aert

Van Aert ha monopolizado las cuatro primeras etapas del Dauphiné, donde perfectamente podía haber ganado en todas las ocasiones. Como en el fondo y la forma tiene algo de conformista y de segundón -se repite ya demasiadas veces, y en demasiadas grandes citas- únicamente ha ganado una etapa. Lo que sigue es el resumen de una forma de perder elogiable, pero sin dejar de ser una forma de perder.

El primer día fue el más fácil. Eliminado el único sprinter presente en la carrera, el voluntarioso Groenewegen, el campeón belga no tuvo dificultad para ganar el sprint a Hayter, Quinn, el neoprofesional Page (ponga un Intermarché en cualquier salsa, siempre triunfará) o la Momia Noruega Boasson-Hagen, porque tal es el nivel del actual Dauphiné.

Es tan pobre el nivel que, en la aproximación al sprint de la segunda etapa, la realización francesa se recreaba en señalar con las infografías la situación en carrera de Van Aert y Stuyven, que no gana un sprint masivo desde hace lustros.… Leer más