Cagalera colectiva del Bora, una Vuelta y un deporte enmierdado
Las dos últimas etapas en línea de la Vuelta apenas han deparado sorpresa. Ni siquiera que su transcendencia haya sido inversa -quedó todo resuelto en la etapa monopuerto, la etapa reina ha sido una inmensa montaña de mierda de impronta guilleniana-, o que la crono de mañana no vaya a servir para gran cosa, porque si esta Vuelta no llega a tener el aliciente de O´Connor, hubiese sido muy poquita cosa.
Y, sin embargo, han pasado cosas. De esas de gran calado para entender la situación de el ciclismo que cambia. Para entenderlo mejor, no se puede explicar una etapa sin la otra, aunque ayer ya hubiesen saltado todas las alarmas.
Etapa riojana, con final en Moncalvillo. Etapa estúpida y convertida en monopuerto, aunque oficialmente no vaya a ser así, porque antes de la subida final se subió una cosita totalmente intranscendente. Fuga controlada y un pelotón que, por una vez, no deja que los escapados lleguen.… Leer más