Todos salen mal parados del caso Marta Domínguez
Dejé de seguir las aventuras de Marta Domínguez cuando llegaron a sacar lo de su implicación en la Operación Puerto para poder culparla de algo. Fue algo tan burdo y descarado, tan de “si no cedes, vamos a sacar esto de tí que tenemos guardadito para cuando lo necesitemos” (¡un saludo al clan Pujol!), que me hartó, especialmente porque reflejaba que en el 2006 las autoridades ya sabían que había otros deportes, además del ciclismo, en las bolsas de sangre de Eufemiano Fuentes.
Y no hicieron nada.
Lo sabían, y lo ocultaron. Si leen las crónicas que los mismos juntaletras que pasaron de puntillas sobre todo lo conocido en aquella ocasión, tampoco reflejan este matiz decisivo: lo sabían, y no hicieron nada. Marta Domínguez siempre ha sido una protegida, y daba igual el signo político de los que hubiese en el poder: porque era España. De pueblo (de esas que siempre lo están recordando, como si fuese algo positivo), supersticiosa (su cinta amuleto), mujer y luchadora, porque los demás deben ser unos vagos.… Leer más