Justo cuando los heraldos del ciclismo estaban afinando sus clarinetes ante la temporada que comienza con una ghymkana australiana alzada a la categoría World Tour, se ha conocido que el Tour del Mediterráneo no se disputará este año, apenas a un mes vista de su celebración. Hace unos meses se supo que pasaba de sus cinco días de carrera a solo dos, y ahora la puntilla la ha dado -de manera un tanto increíble- la nula disponibilidad de la Gendarmería francesa para facilitar el desarrollo de la prueba, algo que seguramente esconde problemas económicos añadidos.
La noticia es la simple continuación de una serie que se está prolongando de manera preocupante, porque con anterioridad ya se habían cancelado el Criterium Internacional -organizado por la todopoderosa ASO, que mientras tanto ha aprovechado para comprar el GP de Frankfurt- y, de manera harto sorprendente, el Tour de Qatar, que había alcanzado la nada desdeñable cifra de 15 ediciones disputadas y era ya una cita tradicional del calendario.
Cada una de estas carreras tendrá su tratamiento, porque cada una tiene sus espeficidades y su casuística particular, con un elemento común: nadie parece llorar su desaparición. Es el sino del ciclismo, un deporte en el que apenas se encuentran casas comerciales para patrocinar equipos -y el dinero y el nombre lo tienen que poner marcas de bici, crecepelos o petromonarquías medievales asiáticas-, donde las carreras van desapareciendo, y donde no se ha solucionado ni de lejos el problema de credibilidad de los rendimientos deportivos de sus principales protagonistas: los ciclistas.
El Tour del Mediterráneo es una carrera poco conocida, porque hasta que llegó Internet era imposible ver siquiera un resumen o unas imágenes de la prueba, y ni con esas. Con ubicación en mitad de febrero, justo después del GP de la Marsellesa y la Estrella de Bessegues que da inicio al calendario francés, la carrera había sobrevivido al larguísimo tránsito del desierto del apogeo de la EPO -que hizo que todo el circuito galo de pruebas secundarias pasase a ser una competición regional- con bastante solvencia, pero la puntilla se la ha dado el hecho de que, hoy por hoy, los ciclistas prefieren estar en Canarias entrenando -o en Calpe, o en Almería: nunca en Francia- que disputar carreras competitivas.
La primera edición se celebró en 1974, en plena Edad de Plata del ciclismo, con Merckx, De Vlaeminck, Gimondi o Ocaña aún con dorsal, y como reflejo del gran auge del ciclismo en la época. No en vano el creador de la misma fue el gran Lucien Aimar, el ciclista que ganó el Tour en 1966 con un ataque en el Aubisque, y que después hizo bien poquito más. Había dejado el ciclismo un año antes, e ideó una prueba que se ha disputado siempre cerca de su Hyeres natal, otro de esos pueblos de techos rojos de la Provenza francesa.
Competía entonces en el calendario con otras pruebas también desaparecidas, como el Giro de Cerdeña, siempre en zonas buscando el sol de febrero, si lo hubiera. En 1977 Eddy Merckx obtuvo una de sus últimas victorias profesionales ahí, reflejo de una prueba que llegaba demasiado pronto para la gente con grandes objetivos, pero en cambio perfecta para jóvenes -a principios de los ochenta lograron podio LeMond, Roche o Rooks- y corredores con dificultad para ganar, como Knetemann -plusmarquista de la carrera, con tres triunfos- o Phil Anderson, especialmente cuando los mejores estaban ya afinados.
La carrera tenía una subida mítica: el Mont Faron. Su ascenso era un indicador importante para ver quien podía brillar en primavera -por ejemplo, en 1994, cuando el desconocido Berzin quedó segundo tras Cassani-, y porque la carrera apenas ofrecía otra dificultad adicional que una esporádica crono. Era el primer final en alto de la temporada, y un final en alto espectacular: 550 metros desnivel total en 4´1 km, con un porcentaje medio del 9´3 a través de una carretera estrecha y de asfalto aglomerado. Desde arriba, vistas espectaculares de Toulon, la ciudad que alberga en su rada natural a la Flota Francesa del Mediterráneo.
También se subía en la París-Niza, pero ahí su popularidad se dividía con la del Col d´Eze. Para el Tour del Mediterráneo el Mont Faron era el único símbolo, subido una y otra vez en todas las ediciones que se disputaron hasta 2014, con Peraud como último vencedor. Y hubo grandísimas ediciones de la carrera, como cuando en 1995 Bugno se decidió a ganar la primera prueba en la que competía -y una de sus escasas vueltas por etapas- tras su positivo por cafeína, la del año siguiente con Vandenbroucke subiendo agarrado a la parte baja del manillar, y los años inmediatamente posteriores, con grandes nombres como Bartoli, Jalabert, Bettini o Rebellin en su palmarés, incluyendo la meada del CSC en 2004, cuando colocaron a Jaksche, Basso y Voigt en el podio, tal era el poder de Eufemiano.
A partir de 2005, con el WT, la carrera entró en decadencia, apenas atrayendo grandes nombres, y no es casualidad que un corredor como Moncoutie ganase cuatro veces en el Mt. Faron, o que un desconocido Chris Froome fuese tercero en 2009 en la misma cima. En 2010 descalificaron a Valverde de su triunfo -como parte de los resultados anulados por la sanción por su bolsa de sangre- y en 2012 el triunfo fue para Tiernan-Locke, quizás el epítome de decadencia de una prueba.
Lucien Aimar había seguido organizando el evento durante los 40 años transcurridos desde su primera edición, para ceder el testigo en 2013. En 2015 la prueba no se celebró como consecuencia de la sanción por no haber pagado los premios de 2014, y en 2016 se disputó bajo el nombre El Mediterráneo (con salida en España y final en Italia, evidenciando problemas económicos), con victoria final para Grivko, siguiendo así el esquema clásico de decadencia de una prueba.
Es otro caso, porque no falta, en el que se ven algunos de los males actuales del ciclismo: la desaparición súbita de la prueba francesa deja su lugar en el calendario libre de pruebas ciclistas, mientras que la semana siguiente (la tercera de febrero) se disputarán simultáneamente Omán, Algarve, Haut-Var y la Vuelta a Andalucía, una locura difícil de seguir. Por sus características, veremos si el Tour del Mediterráneo vuelve a disputarse, y además no tardarán en desplazar alguna de esas cuatro pruebas a la semana que ha quedado vacante, lo que por otra parte sería lo lógico.
Queda así herida de muerte una prueba que cuenta entre sus ganadores a auténticos campeones de la historia de este deporte, con la burla final de la escasez de Gendarmes para controlar la seguridad de la prueba (alerta terrorista, dicen), mientras otro tipo de carreras prosperan y son alentadas desde la UCI y los organizadores, como la referida de Omán -donde Eddy Merckx se lleva tajada- o esa cosa en Guanxi (China) que se ha sacado la UCI para este año, demostrando no haber aprendido nada -o no haber robado lo suficiente- en el espanto que duró tres años bajo el nombre de Tour de Pekín. Ahí no hay problemas de escasez de gendarmes, al contrario.
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España y territorios subsidiarios, como Andorra, son la Farmacia de Europa, y en algunas áreas médicas (reproducción asistida, transplantes, dopajes), también su Hospital. Noticias como esta reafirman esa imagen, además de la alegría a la hora de prescribir dosis.
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El medallista olímpico en 2008, 2012 y 2016, este último año por partida doble, promociona a su mujer. La pobre, en la entrevista, dice muy claramente que su marido pasa los días a 30 km. de su puesto de trabajo, el de policía local. Entrenando. Y que comen tan bien, tan bien, que el sábado se hartan de todo eso que no pueden comer durante la semana. Es todo de chiste.
Hagamos memoria: hace casi tres décadas desapareció la mítica Burdeos-París, luego el trofeo Baracchi, el GP de las naciones, el campeonato de Zurich, en fin. En Europa se resisten a seguir sosteniendo pruebas básicamente porque lo que sucede en ellas no es creible a los ojos del aficionado que realmente ama este deporte, mientras que en el golfo pérsico y demás latitudes exóticas se aprovechan para realizar carreras que son un chiste pero que sirven para mostrar una imagen de países modernos y desviar un poco la atención sobre problemas graves en estos lugares (Scudería Ferrari, AKA Bahrein-Merida). La UCI es cada vez más parecida a la FOM del octogenario Ecclestone y a la impresentable FIFA de Infantino; mientras haya quien pague las cifras que quieran que se jodan los aficionados que llevaron al ciclismo a sus cotas más altas.
No estoy de acuerdo con las razones que evocas. Si tendrías razón, el Dauphiné igual desaparecería por falta de credibilidad (ni hablo del Tour…), mientras el Tour de Qatar seguiría.
En Francia, se habla del [s]puto[/s] Estado de emergencia, en vigor desde noviembre 2015, para justificar que se pida más garantias de seguridad en las carreras, lo todo con menos gendarmes pues se supone que estan ocupados a otra cosa. Las autoridades públicas dirigen a los organizadores hacia empresas de seguridad privadas, costosas, y que traen nuevos problemas relacionados a los seguros. Si hay un problema de seguridad en la carrera, luego el cargo lo tiene el organizador.
Pero la verdad es que aún antes del Estado de emergencia, ya se hablaba de la subida del precio de la organización de una carrera. Las razones invocadas estaban la subida del número de gendarmas necesario a lo largo de la carratera, especialmente debido a la ordenación teritorial (tipo rotunda y manzana) y a la subida del número de coches y motos alrededor del pelotón.
Voy con Sergio, segun yo, lo que esta matando a las “pequeñas” pero historicas carreras europeas es el World Tour. Mientras los grandes equipos tienen que alinear sus mejores elementos siempre en las mismas carreras año tras año, mientras se atribuye estatuto de WT, 1.HC o 2.HC a carreras nuevas a costo de carreras historicas, las carreras que no son World Tour ya no tienen argumentos para atraer patrocinadores, mientras sus gastos suben. Eso explica porque se anula el Tour Med, porque ASO termina con el Criterium Internacional y no con el Dauphiné (que tampoco está rentable), y porque compra el GP Franckfurt. Eso va rumbo a la redución del número de carreras de alto nivel a un puñado de carreras… Cockson esta haciendo el trabajo para Velón bastante bien.
La Burdeos Paris mas que una carrera ciclista era una brevet
Pues es una putada que no la hayan podido mantener aunque fuese sólo con dos etapas porque, como bien apuntas, como otra carrera le coja las fechas luego puede ser muy difícil volver a echarla a andar. La Vuelta a Asturias (que es también categoría 2.1, como el Tour del Mediterráneo) ha sufrido algo similar, pasadondo por horas bajísimas, pero salvo la edición de 2014 ha conseguido salir adelante aunque fuese sólo con dos días de competición.
Me sumo a la pena general. Para mi el Tour del Mediterráneo era la primera carrera del año de la que buscabas con avidez el resultado en los periódicos para ver qué gente apuntaba a estar en la pomada en la primavera ciclista. Era básico ver el top 10 en Mont Faron para detectar alguna posible revelación de la temporada.
Y si a esto sumas la desaparición del Criterium Internacional (también con una decadencia importante, pero con un esquema que me encantaba: sprint, montaña y crono) y hace años de la Midi Libre (con Indurain haciendo Rioja-Midi libre – Dauphine – Tour en el 95), el circuito francés de grandes vueltas de prestigio se queda en poco. Porque la Dauphine se ha contagiado de la Touritis, muy similar a los Globos de Oro con la Oscaritis. Ambos eventos se han quedado con el sambenito mediático de “la antesala de” en vez de poder ser un fin en sí mismo.
Desde la ignorancia: ¿cuál sería la edad de oro del ciclismo? Saludos.
Coppi y Bartali batiendose el cobre por una Europa depauperada tras la guerra.
Una pena que se pierda esta carrera… porque como comentaba jgpallero, como un año no se celebre, luego cuesta un montón recuperarla. La verdad que esto en realidad significa que el inicio del ciclismo en Europa se retrasa un poco más aún… pero bueno.
Sobre el suelto de los medicamentos, en Andorra seguro que se hacen burradas, pero en España, en general, yo creo que salvo alguna excepción, está bastante bien controlado.
PD: Sin ánimo de ser quisquilloso, 550 m de desnivel en menos de 5 km sería más de un 12% de desnivel medio! Algo no cuadra ahí en el porcentaje del Mont Faron…
Me ha gustado lo de la Edad de Plata del ciclismo. ¿Cuál es para ti la de oro? De oro, por popularidad e inocencia, yo pondría la de la inmediata posguerra hasta mediados de los cincuenta, y la de bronce, finales de los ochenta y principios de los noventa.
Sí, eso precisamente.
¿Alguien conoce algún enlace a la altimetría del Mont Faron?
No conozco el puerto y no encuentro ninguna web que estudie su perfil.
Lo tienes aquí: http://www.salite.ch/7568.asp?Mappa=
Salu2
Buscando lo del desnivel medio que comenté, he encontrado esto:
http://apmforo.mforos.com/401631/3353121-mont-faron/
Preciosa la foto del Mont Faron. Muchas gracias por la crónica.
Como en casi todos los deportes y en muchos aspectos de lo que nos rodea, se centraliza la atención cada vez más sólo en lo grande.
Carreras que eran mediáticas a nivel internacional, ya no interesan ni localmente.
La reflexion que me hago es si esta tendencia se extrapolará en el futuro hasta deportes enteros, provocando que el futbol o la F1 lo absorvan todo. Desde luego, los mandamases del ciclismo hacen esfuerzos denodados para que suceda, lo tengo claro.
Es que esa es la verdadera clave. Sólo los grandes acontecimientos tienen “valor” y parte de su “reafirmación” es quitando “valor” a los demás.
Un ejemplo muy reciente y que va en ese sentido: el rally Dakar, constreñido a una franja temporal cada vez más estrecha: fin de la temporada de fútbol y comienzo de la temporada de WRC, está perdiendo su sentido como carrera … todo por respetar los “grandes acontecimientos”.
El quid de la cuestión está en el público que accede a estos contenidos y que los tratan como “puro consumo” no como deporte y las organizaciones tratando de maximizar beneficios a corto plazo. Con este esquema cuánto más grande, sonoro, rimbombante y morboso sea un evento deportivo mayor cuota de pantalla, interés de los medios (en su gran mayoría propietarios de los derechos de esos eventos) y en teoría beneficios impactos publicitarios, etc. Roubaix este año va a ser uno de ellos…
Saludos,
¿Y de Torrella? ¿Qué nos dices?
Me ha gustado mucho este post.
Siempre es una pena que desaparezcan carreras históricas.