El pastor alemán ladra en Austria
Había un ambiente previo de fronda. La selección nacional se había conjurado para que Valverde ganase el Mundial (“su última oportunidad”, como si no viviese de prestado desde 2006) y por selección nacional no entiendo únicamente a los convocados por RFEC y su Luis Aragónes particular, sino a aficionados -que acudieron en masa a Innsbruck, cuando el año pasado en Bergen no había nadie- y periodistas -el año pasado no hubo ni un periodista español acreditado en el Mundial-. Porque el ciclismo no les importa, sólo el forofismo.
Esa fronda, esa conjura de todos para que Valverde no se fuese al rincón de la Historia como más recordado por sus derrotas que por sus victorias, se plasmó en la semana de concentración en Sierra Nevada, una cosa inédita en la Federación, la misma que no paga al seleccionador porque no tiene dinero, pero sí lo tiene para estas cosas: una semana encerrados en el Hotel El Guerra de Sierra Nevada, que debería pasar a la pequeña historia del deporte español al igual que el espíritu de Neufstif lo ha hecho con el deporte que interesa a la inmensa mayoría de los que siguieron la prueba del domingo.… Leer más