Andalucía recibe a la Vuelta como mejor sabe

Allá por agosto la estúpida cuenta de Twitter de @lavuelta decía que la carrera se decidiría en Andalucía, una pretensión algo boba y cateta considerando que no hay ninguna crono y que este año, a diferencia de otros más recientes con hasta ocho etapas en la regional meridional, solo había cuatro. Disputadas dos de las mismas, se puede decir que ninguna Vuelta se decidirá jamás en Andalucía, salvo aquella que dieron a un gallego en una crono final en Jerez de la Frontera, usando el helicóptero de la organización para molestar a Robert Millar, el legítimo vencedor no drogado de esa carrera.

Treinta años de aquel 1986, y nada ha cambiado ni en la zona, ni en la carrera. La organización sigue teniendo un favorito, y le ayudan con la moto y con lo que sea, y la zona sigue siendo un sitio de frontera entre Europa y África, donde suceden cosas que no se ven en todo el año de carreras ciclistas.… Leer más

#quépenalodeAndorra

Ha venido bien que la última etapa antes del primer parón -aquí son parones, en las demás grandes son días de descanso- de la Vuelta a España fuese una mierda pinchada en un palo, hasta tal punto que se asistió, por vez primera, a un sprint lanzado en cuesta de burros, aunque no haya sido presentado como tal: de lanzador ejerció un inesperado Mikel Nieve, y de rematador Chris Froome.

El británico de la bilharzia corre la Vuelta contra sí mismo, y gusta de ir dejando sus miguitas en los sitios donde cayó derrotado, o donde había ganado. Si en 2015 se empeñó en volver a ganar en Peña Cabarga, este año ha querido brillar en Andorra (donde perdió la Vuelta 2015 por una caída) y ahora en Cumbre del Sol, donde se inició el dumoulinismo, en gran parte por dejar planchado un par de veces al gran tirano de la época.… Leer más

La Vuelta de Froome

Con sus cuatro Tour de Francia ya ganados (y 3 Dauphine y 2 Romandía) Chris Froome es ya uno de los grandes del ciclismo; es cierto que está lejos de las siete grandes vueltas como mínimo que tienen los más grandes de este deporte, pero el Tour es el Tour porque es el Tour: las cuatro rondas francesas lucen más que, por ejemplo, el Tour, los dos Giro y la Vuelta de Nibali, aun siendo el mismo número. El palmarés de Froome podría ser mucho más grande de no haber tropezado, una y otra vez, con su deseo de ganar la Vuelta, donde ha sido tres veces segundo y una cuarto, y  donde sale el sábado con la intención de ganar de una vez por todas.

Para Coppi la Vuelta nunca existió, y solo vino cuando era un viejo que se arrastraba por el pelotón en busca de flashes y dinero; para Anquetil fue una anécdota en su palmarés, igual que para Merckx: una única participación, una victoria; Hinault fue el primero de los verdaderamente grandes que honró la Vuelta, con dos victorias en otras dos participaciones; Indurain corrió la Vuelta mientras no ganó el Tour, y no pasó del segundo puesto: cuando dejó de ganar en Francia, volvió a la carrera española a la fuerza y acabó abandonando la prueba y el ciclismo, sin ganar ni siquiera una etapa en sus ocho participaciones; Contador solo ha venido a la Vuelta de rebote, y jamás ha defendido ninguno de sus títulos: en 2008 porque no lo quisieron en el Tour, en 2012 porque venía de su sanción por drogarse, en 2014 con la meseta tibial destrozada.… Leer más

La triste costumbre de alegrarse por el final del Tour

La triste costumbre de alegrarse por el final del Tour

Se cerró una de las ediciones más tristes que se recuerdan del Tour de Francia, y un suspiro de alivio resonó clamorosamente entre los aficionados que quedan a este deporte. Seguimos instalados en la era Froome-Sky, apenas diferente a la de Armstrong-UsPostal, y el tedio y el aburrimiento son las notas predominantes a lo largo de las tres semanas de competición adulterada, con etapas pactadas, montañas sin ataques y cronos jibarizadas.

Froome lleva siete años seguidos siendo primero o segundo de grandes vueltas por etapas, al menos una vez cada año. Empezó en aquella Vuelta de 2011, y acaba de cerrar su tercer Tour consecutivo. Es completamente indiferente que no haya logrado ninguna etapa y que sea su primera victoria del año: LeMond ganó así en 1990, y lo único importante es la victoria. Para eso ha trabajado todo el equipo, capaz de colar a un gregario a un solo segundo del podio, y de tener el liderato de la carrera durante 19 de los 21 días de la misma.… Leer más

Un segundo que nunca volverá

Qué bonita metáfora del Tour de Francia el estadio de balompié de Marsella vacío. Después de tres semanas de carreteras llenas, de un gentío sin fin y de auténticos fans que suben hasta sitios como el Izoard, apenas unos cuantos miles han querido ver la salida y llegada de la decisiva crono del Tour sentaditos en sus asientos. Fin de semana, día de playa, y una ciudad poco dada al ciclismo obran esta pésima imagen para el evento más importante del ciclismo, acrecentada por un horrible canto de La Marsellesa sin venir a cuento.

Menos mal que la ciudad quedó retratada con todas sus bellezas, porque la idea del estadio de fútbol -o meter a los ciclistas por el circuito de bólidos de Spa-Francochamps en la tercera etapa- es digna de lo que se está convirtiendo el Tour: mongoladas extradeportivas, escasa competición, general abierta hasta el último día, sin que haya realmente emoción.… Leer más

¿Eso han sido los Alpes?

Dos días en los Alpes, el Tour en un pañuelo, y el primer día la fuga con 30 corredores (de donde salió el ganador de la etapa) y el segundo 50, una auténtica animalada jamás vista, que incluso llevaba al estupor a alguno de sus integrantes. El ciclismo y sus pactos, incluyendo el de no agresión en la montaña. Apenas queda una crono con una longitud digna de una vuelta de una semana, y la montaña se ha acabado con los dos primeros de la general sin haber atacado, simplemente aguantando. El tercero si lo ha hecho, para no tener jamás más de 30 metros de ventaja.

Incluso cuando se buscaba consuelo en otras clasificaciones más disputadas, el infortunio hizo que Kittel se cayese al inicio de los Alpes y abandonase la carrera, dejando la regularidad a Matthews, que ya no tenía necesidad de escaparse y dar aliciente, uno al menos, al aburrídisimo espectáculo.… Leer más

Mollema por fin gana algo (una etapita)

Creo que el punto de inflexión fue la cronoescalada a Alpe d´Huez en 2004. Se calculó, y tenía visos de ser más cierto que en un manifestación partididista (“80k participantes para la Policía, 800k para los organizadores”), que había medio millón de personas en el recorrido. Era fin de semana y supuso un desafío para los organizadores y las autoridades. Desde entonces, el Tour de Francia tiende a programar las estapas de montaña entre semana, y dejar los fines de semana para unas etapas atractivas y de exaltación paisajista y turística. Siempre llenas de gente, porque el Tour es el Tour y ojalá siempre lo sea en este aspecto, pero ya no tan concentrada en esos atolladeros de puertos, con una única entrada y salida. Además, no hay que olvidar nunca el espectro del posible atentado terrorista en lo que es uno de los mayores símbolos de la identidad cultural francesa.… Leer más

Contador El Patriota, catalizador de los demás

Siguiendo el esquema de “un Tour para atacantes” con el que se presentó el recorrido de la edición 2017 los organizadores, los mismos que son incapaces de azuzar a los equipos para que las etapas llanas no sean una filfa pactada de antemano, había puesto para hoy una etapa de 100 km. para estimular que pasase algo, siquiera un ataque entre favoritos: algo. Bien, pues no ha pasado nada, simplemente ataques de corredores que quieren subir en la general y segundos espadas, y absolutamente nada entre los que lideran la clasificación.

Baste decir que el ataque de donde salió la fuga que llegaría a la meta se produjo a dos kilómetros de coronar el primero de los tres puertos del día, un extremadamente arbolado Col de Latrape. El protagonista era Alberto Contador, el siete veces ganador de grandes vueltas, y que está prolongando artificialmente su carrera deportiva. Especialista en este tipo de recorridos con distancia de juvenil, en donde jamás logra lo que se había propuesto en la salida, no ceja en su empeño, y cada vez adopta un nuevo ropaje para justificarse.… Leer más

Con Landa llegó la discordia

La etapa, la única digna de considerarse así en los Pirineos, la podría haber ganado Francisco Mancebo. Es el nivel del presente Tour, donde no hubo ningún ataque entre favoritos, tras 212 km y 5h 50´en la bicicleta, y todos llegaron juntos a la última rampa, impropia del ciclismo de alto nivel. Ahí simplemente actuó la gravedad, en un escenario donde hay que estar más preocupado en agarrar fuerte el manillar que en pedalear, y lo que pasó fue un sprint en cuesta, como aquella vez que Mancebo ganó su única etapa en una gran vuelta, en la Vuelta 2005.

El Tour es la nueva Vuelta. En las etapas llanas no pasa nada, y en las de montaña todo se decide en la última rampa ¿Las cronos? Eso es cosas del pasado, como mucho ponemos una en Tarazona o Logroño, para que no digan nada. El resultado será, al igual que en la carrera de la Península Ibérica, que todos los favoritos irán agrupados hasta los últimos días de la tercera semana, provocando emoción en la lucha por la general, mientras el resto de las emociones del ciclismo se mueren.… Leer más

“Los organizadores tienen lo que querían”

Zas. Zas. Zas. Tres caídas han dejado fuera del Tour al segundo, al quinto y al décimo de la general. ¿Ataques? Si, decenas. Incluso cienes. De un equipo local hasta la cejas, en la más pura tradición del ciclismo francés en la carrera de Francia (¡un saludo al Europcar y al inolvidable Christopher Kern!), y del Astana, un equipo que no necesita presentación, incluso en sus acciones más traicioneras. Pero al final del día, lo realmente significativo ha sido la eliminación de favoritos por caídas.

Que las caídas forman parte del ciclismo es un mantra que se repite una y otra vez para justificar a los bienpensantes, el problema es cuando las caídas están buscadas por el organizador. De la etapa entre Nantua -por cierto, menudo sitio más bonito- y Chambery se había dicho que sería “la etapa reina del Tour” (¿¿¿el noveno día???), y que los descensos serían tan decisivos como las subidas: se buscaba lo que pasó, y ahora los organizadores tienen el papelón de un Tour que sigue dominado por el tirano del último lustro, acosado por corredores de tanta valía como Aru, Fuglsang, Uran o Bardet.… Leer más