Un Mundial a 45 km/h de media
Había dudas en el pelotón ante el afamado Mundial de Flandes-Lovaina. Las pruebas de categorías inferiores y de mujeres habían arrojado la sensación de recorrido poco selectivo, con muchos corredores en la parte final, e incluso resoluciones al sprint. Además, la presencia de superselecciones (Bélgica, Dinamarca) y supercorredores no hacía presagiar una situación de carrera como la que finalmente se produjo.
La clave, una vez más, estuvo en la fórmula mágica del ciclismo: distancia, y velocidad. Si me fuerzan, la superioridad del llano sobre la montaña, porque el desnivel acumulado en los 268 km. (más siete de neutralizada) apenas sobrepasaba los 2500 metros. De manera alocada, y quizás intencionada en el caso francés, la carrera se disputó al ritmo vertiginoso indicado en el titular, que es más o menos la media de la París-Roubaix.
Hubo intentos de selecciones importantes ya a 200 km. de meta, lo que es algo raras veces visto en un Mundial, acostumbrado al guión de escapada consentida con selecciones exóticas, y neutralización una vez en el circuito.… Leer más