Un libro reflejo de su tiempo

BiciososHa caído en mis manos el libro Biciosos. ¿Por qué vamos en bici? y otras preguntas que te haces cuando vas a pedales, un libro de encargo publicado en una editorial que da la impresión que publica cualquier cosa, redactado con indolencia y desgana, y que supone una auténtica estafa a cualquier lector, aficionado al ciclismo o la bicicleta, y un fiel reflejo de la generación mejor formada.

Publicado en la primavera de este año, el libro está teniendo un moderado éxito de ventas, y quizás parte de la razón esté en lo indicado anteriormente, además del actual hype en torno a cualquier cosa que tenga que ver con la bicicleta. Apenas rozando las 200 páginas que exige un editor, el libro se estructura -por decir algo- en torno a 30 preguntas o chascarrillos a los que el autor intenta dar respuesta, sin orden ni sentido alguno, y rematado con varias páginas de rellenos con famosos o tuiteros amigos respondiendo a la pregunta del título. Ese es el nivel.

Por cuestiones que no ha menester comentar aquí, me veo obligado a leer auténtica bazofia editorial, y si voy a dedicar un espacio que no se merece a este subproducto de la bulimia editora de Debate es por la temática del libro y, especialmente, por la tomadura de pelo que supone. Soy plenamente consciente del esfuerzo que lleva realizar un libro, incluso aunque sea un auténtico zurullo, el problema es que aquí el autor hace gala de la desgana con la que lleva el proyecto.

En la pág 3 nos espeta “Ir en bici es una solución tan evidente que, lo siento, Miguel, este libro no debería existir”. ¿Quien cojones es Miguel? Un poco más adelante lo dice: “Este libro existe porque Miguel, su editor, es un tipo convincente. Alguien capaz de citarme en la otra punta de mi ciudad a la una de la tarde de un caluroso julio y de decirme que tengo que convertirme en un apóstol de la bicicleta”. Y en esas estamos.

Un libro de encargo suele salir de aquella manera. Más si es un libro que, como el autor insiste machaconamente -fíjense la fecha de la cita de la Anunciación, a lo Fra Angélico- se redacta a vuela pluma durante un verano madrileño (aunque jamás se cita explícitamente la ciudad) y donde el perpetrador llega a decir que, de no ser por el fastidioso encargo, estaría en Cabo de Gata (¡cómo no!) pelando la pava (pág. 19).

Y es que el autor, con tal de ir rellenando a desgana el manuscrito -y en su mínimo esencial- convierte el ya tortuoso esquema del libro en una especie de biopic donde nos va contando cosas de su novia, de si va a comer a casa de sus suegros, de un concierto de Devendra Banhart y cualquier chorrada con tal de rellenar páginas, sin vergüenza alguna y sin reparar en el lector.

Claro que hay datos y estadísticas. El propio autor reconoce al final (pág. 191), aunque el lector lo va oliendo durante todo el libro, que “llevo meses [los de la redacción del manuscrito] recopilando información y suscrito a unos cuantos agregadores de noticias y recibo todo lo que se puede recibir desde cualquier parte del mundo que tenga que ver con bielas y pedales, radios y bujes (…) Empiezo a estar un poco saturado y me gustaría poder pensar y hablar de otros temas”.

Así ha hecho el libro. Él, o el editor, han hecho una lista de preguntas a las que hay que responder (algunas tan abracadabrantes como ¿A quien odian los ciclistas? o ¿la bici da dinero?, pero todas son ridículas) y simplemente ha estado unos meses metiendo a calzador noticias de la industria de la bicicleta o de publicaciones académicas sobre movilidad, a ver que zurullo salía.

Es muy considerable: en dos ocasiones recurre al, para mi odioso, recurso de abrir comillas y dejar hablar a un colega, para rellenar páginas (concretamente, entre la 74 y 79, y entre la 186 y 190) y sin el menor rubor (“ya me callo y le abro comillas de par en par”), y uno de esos colegas es el impresentable de Pablo León, el machaca de El País para estos temas, con el que dice que compartió “liquidos marrones”, eso sí, vertidos en vaso de pinta. Una pena: visto tanto conchaveo y buen rollo, casi parecía una versión actualizada de Two girls, one cup.

¿Y quien es el autor? Según la descripción de las guardas, “un tipo que hace cosas: agitación cultural, empresa social, periodismo y hasta literatura”; según la imagen que uno se hace al leer el libro, un auténtico representante de la generación mejor formada. Nacido en 1972, nos da pinceladas de su origen acomodado (intercambio con 15 años en Orange County, una hermana casada en Holanda en 1991, un viaje a uno de los sitios más exclusivos del Caribe a bucear) y de su situación desahogada, puesto que vive de la crítica musical. Ya me entienden.

Se tiende a pensar que un perroflauta es un desheredado, y quizás sea así, pero no tiene porque ser un insolvente. Miren con qué desgana hace el libro, o las típicas puyitas de alguien de su condición para con los demás (pág 52 “a mí me la trae al pairo como vaya vestida la gente”, cuando antes ha vomitado la típica diatriba contra “los de lycra”), porque lo que es en el fondo es un impresentable.

De eso va el libro: de la absoluta necedad y existencia vital de la mayoría de estos “apóstoles” del ciclismo urbano, en su inmensa mayoría recién llegados a su nueva religión, y que provocan entre vergüenza e indignación por su actitud de superioridad (contra el coche, contra los por ellos bautizados como “ciclistas deportivos”, contra el petróleo, contra la razón), pero que cada vez más encuentran tribunas para sus deyecciones. El libro es un buen ejemplo. Una absoluta estafa, pero que responde muy bien a la pregunta no formulada de “¿Qué puta mierda es esta?”: la de esa generación y este tiempo.

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33 thoughts on “Un libro reflejo de su tiempo

  1. Sergio, por favor evitemos usar palabras de modernillos. La palabra hype no es necesaria en el texto. En español tenemos varias con el mismo significado como “bombo” o “humo”. Un saludo y sigue con el blog. Que no te contagien los Pablo León de la vida.

     
  2. La verdad es que, si es tal y como lo pintas (y no existen motivos para pensar que no sea así), marca un punto más en el progresivo hundimiento del mundillo editorial (de algunas editoriales), del periodismo (de la forma de abordarlo de cientos de ellos), de la capacidad de desarrollar un sentido crítico (e independiente, como no puede ser de otra forma, en la gran mayoría) y de ser capaces de atreverse a decir, en voz alta y clara, bien modulada, firme y con decisión: “Iros a la mierda y dejar de tratar de tomar el pelo a la gente”.

    Gracias, Sergio

     
  3. […] y uno de esos colegas es el impresentable de Pablo León, el machaca de El País para estos temas, con el que dice que compartió “liquidos marrones”, eso sí, vertidos en vaso de pinta. Una pena: visto tanto conchaveo y buen rollo, casi parecía una versión actualizada de Two girls, one cup.

    ¡Sublime!

     
    • Mira que siempre me sorprenden (y encantan) tus contenidos transversales pero lo de 2g1c en un blog de ciclismo no esperaba leerlo no en un millón de años… para q luego digas q el ciclismo no cambia!!!!
      XD

      PD. Deseando q “haya mundial”!!!!!!

       
  4. Esta visto que en España el nivel del periodismo general es de la epoca del caudillo: lameculista y enchufismo por doquier.
    Y encima se dedican a “hacer” libros sin pies ni cabeza y como had dicho con desgana.
    Luego se quedaran escritores de los de vocacion que no les publiquen su libro…
    En fin, espain is diferent…cup of cafe con un par de leches ( las que se merecen!)

     
  5. Hola Sergio,
    He terminado recientemente “El Ciclista”…. Ya podían aprender un poquito advenedizos como este porque me da la impresión que hablarle de Copo o Bartali sería perder tiempo y dinero.
    Mil enhorabuenas por el blog (de obligada lectura).
    Te esperamos por León para el Mundial y cañas pagadas.

     
    • Uf, pues a Sergio “El ciclista” tampoco es que le haga mucha gracia, si acaso como “libro de autoayuda”. A mi, me gusto, pero soy un mitomano influenciable. La zona en la que se desarrolla es preciosa y bastante curiosa una vez subes de las turisticas gargantas al altiplano despoblado. Pero que zona no es preciosa en el pais vecino?

       
  6. No se de qué te sorprendes. Una bazofia de ese calibre era necesaria para que los apóstoles del pedal urbanita tuvieran algo que adorar, o algo con lo que molar al dejarlo al lado del Mac en el Starbucks o similar que frecuenten.
    Es jodido pero el ciclismo pierde su esencia se mire por donde se mire: en la competición -¿para qué hablar?-, en las “marchas” ciclogloberas y ahora también en el uso de la bicicleta como artefacto para ir de un lugar a otro.
    El hooliganismo ciclista, el forofismo estúpido se ha adueñado de todas y cada una de las mil caras que ofrece esto de la bicicleta.
    Zoquetes que sin saber nada de nada se erigen como adalides de ser “los verdaderos aficionados que no echan mierda sobre el deporte”, “los expertos y poseedores de LA VERDAd en cuanto a movilidad urbana se refiere”, “los más enrollados con sus bicis de pista para echar carreras cool por la city”, “modernos de verdad”…
    Por eso en este trozo absurdo de tierra seguirá triunfando la Quebrantahuesos, seguirá considerándose La Vuelta a la altura (que coño, mucho mejor) que el Giro o el Tour, se seguirá pensando que “la afición” es la mejor y más entendida del mundo, y se venderán pseudolibros como éste.
    Porque nosotros lo valemos.
    En fin, para los que tenemos un mínimo respeto por este deporte que es el ciclismo y por este invento que es la bicicleta, no cabe duda de que vivimos tiempos jodidos.

     
    • No he entendido muy bien eso de que el ciclismo pierde su esencia “ahora también en el uso de la bicicleta como artefacto para ir de un lugar a otro”.

      Si te refieres a la gilipollez de las “fixie” y memeces similares, amén. Pero un servidor – aparte de salir a la carretera cuando puede, con una Colnago “master olimpic”, cuadro con el que Museuuw corrió alguna paris-roubaix y una lycra – tiene una Adriática con la que ir a la playa, con sus imprescindibles ocho piñones, que en Santander hay muchas cuestas.

      O sea que uso la bici como artefacto para ir de un lugar a otro, quizá porque me pone de mejor humor ir a darme un baño pedaleando que en coche y espero no contribuir con ello a que el ciclismo pierda su esencia. Al fin y al cabo, la bicicleta nació para eso http://www.historiayarqueologia.com/photo/dsc00629?context=user

       
    • Se os va un poco la olla, permitid que os diga. Tengo 35 años y licencia de competición desde los 8 (y antes no porque no había). Es decir, ciclista de toda la vida. Y eso no quita para que me parezca perfecto que cada vez haya más bicis en la ciudad. Estoy de acuerdo en que hay mucho flipao en la ciudad, sobre todo los que van con bici de piñón fijo sin frenos, lo cual debería de estar prohibido. Pero eso no quita de que el hecho de que haya cada vez más bicis en la ciudad es algo que nos beneficia a todos. Más bicis significan menos contaminación y menos ruido, y todos nos deberíamos de alegrar por ello. La bici es ante todo un medio de transporte, y luego un cacharro con el que hacer deporte y pasar buenos momentos con los amigos y competir si apetece. Y os lo dice alguien que trabaja en una fábrica de coches.
      Tampoco sé qué tenéis en contra de las marchas cicloturistas. A nadie se le obliga a ir a ellas. El que va, participa voluntariamente y si le gusta repite y si no, no vuelve más. Y el que quiere ir rápido va rápido y el que quiere disfrutar del paisaje, disfruta del paisaje. Que parece que os de rabia que la gente disfrute, de verdad… Cuánta amargura.

       
      • El día en que vea a agentes de tráfico midiendo la emisión de gases contaminantes en vehículos, y poniendo multas por ese motivo, me creeré eso de la lucha contra la contaminación. Opino lo mismo que tu en las marchas cicloturistas, por eso nunca hablo del tema. A mí las relaciones sexuales consentidas entre adultos me parecen dignas de respeto y la mayor libertad posible: que la gente disfrute.

         
  7. El peor post de la historia
    Para escribir semejante ladrillo no escribas nada
    Anchoas de santoña

     
    • Pues es un 50% más corto que los últimos post. Te digo lo de siempre: mientras estuvo la veda de seis años sobre la anchoa del Cantábrico, seguía habiendo “anchoas de Santoña” en el mercado.

       
  8. Estimado D. Sergio

    Como compensación por mi eficiente labor como anónimo engranaje de la máquina capitalista estoy disfrutando de una semana de asueto cicloturista.

    Sin ánimo de extenderme, y aburrirle en demasía, valga acabar la composición de lugar indicándole que mis huesos han acabado en Villalbino, donde me he topado con lo que parece ser una concentración b del equipo Astana, a tenor de la cantidad de autobuses y furgonetas con los logos del antiguo equipo pagador de la nómina del por ud bautizado “carnívoro de Pinto”.

    Retornando al hilo de este mensaje, después de deambular todo el día por el parque nacional de Somiedo, he llegado al citado pueblo y, tras ducharme y deambular un rato, he ido a parar a un restaurante donde me han alojado en un salón con capacidad para unas 100 personas totalmente solo, metáfora, o no, de mi vida.

    Y, entre plato y plato, aburrido, me he dicho: ¿por qué no le hecho un vistazo al blog del amigo Sergio?. Así lo he hecho, he leído esta entrada y, ¿sabe qué?: me he reído a mandíbula batiente en este desolado salón con el único testigo de una confundida camarera.

    Solo quería agradecerle la mayor cualidad de este trabajo que nos trae periódicamente: su fino e irresistible sentido del humor.

    ¡Gracias por hacernos reír de tanto en tanto.!

    Saludos.

     
    • Gracias por su misiva, que leo con afecto. Disfrute lo que pueda de una semana de cicloturismo, la zona es bella para esa actividad. Astana tiene un montón de gente, tenga en cuenta que es el ejército kazajo, al menos en la misma medida que el Barça lo era de Cataluña para Vázquez Montalbán. El post de hoy no tiene mucho sentido del humor, pero si le ha agradado para mí es un triunfo.

      El cicloturismo no es lo mejor para romper la soledad; en cambio, puedo dar fe de varias amistades duraderas, e incluso matrimonios bendecidos con hijos, de gente que se conoció en la montaña. Favorece más la conversación. Suerte en Villablino. Vaya a ver lo que quede de Sierra Pambley, y de cuando se intentó domesticar esa indomable zona.

       
  9. Hola Sergio,
    hace poco tiempo descubrí este blog, he leido todas las entradas desde el Tour, y la verdad es que me encanta como explicas las cosas del ciclismo que casi nadie se atreve a contar.
    Cuando fuí a seguirte en twitter, resulta que me ponia que estaba bloqueado, cuando no sabia ni la existencia de tu twitter. Sin embargo en tu otra cuenta, @c2005live, si te puedo seguir. Soy @luis6_23 me gustaría seguirte tambien en tu twitter @ciclismo2005, a ver si es posible que puedas desbloquear para que pueda leerte.
    Un saludo.
    Gracias.

     
    • No te pierdes gran cosa, te lo aseguro. He visto que, entre los que sigues o seguidores, tienes a mucha gente que también tengo bloqueada. No escribo sobre fútbol, y me abruma ese interés sin haberlo provocado. Ya me entiendes.

       
      • Soy muy futbolero, pero tambien un gran amante del ciclismo que cambia.
        No me seas hater, cycling!

         
          • Es un SamPepito ganado a pulso eh
            Eres un idolo para nosotros, aunque no escribas sobre futbol, podrias hacer una excepcion y hablarnos del sospechoso rendimiento fisico de Gabi el del Zaragoza.
            Un saludo, fenomeno

             
  10. Entiendo que el libro es para modernetes de las fixies, ¿no?
    Podrías dedicarte a escribir un libro (si es que no lo has hecho ya), calidad literaria no te falta e imagino que bastante gente lo leería. Eso sí, tienes demasiada amargura.

     
    • Habiendo pasta, cualquiera. Por cierto, en el libro también comenta que se fue con la novia a la región de la Champaña francesa, o algo así.

       
  11. En el Cabo de Gata hace tiempo que no cabe un tonto más, debe de ser el efecto llamada.
    Respecto al libro, su antídoto creo que es “Diarios de Bicicleta” de David Byrne, aunque la bicicleta es un pretexto para un ensayo sobre sociología, urbanismo y buenos modales, entre otras cosas. Debería de ser un texto obligatorio para estos neociclistas.
    Por cierto ¿qué es una fixie?. Perdonad, vivo en un pueblo y tengo tres bicis: una mtb, una “alforjera”, y una Iberia de los años 50 que un día de estos tendré que restaurar, de las de frenos de varilla y silín de cuero con muelles. Hasta tiene si bolsita de herramientas también en cuero y sus “limpiabujes” hechos con mecha de chisquero.
    En fin, que no te pongas tan duro con los niños, que siempre será mejor que haya bicis en las ciudades que no que no las haya.
    Un saludo

     
    • Seguramente cometa errores, pero voy a intentar explicarlo. Corrijanme si me equivoco:
      Una fixie es una bici de piñón fijo unido a la rueda, de tal forma que pedales y rueda han de girar a la par. Si bajas una cuesta a toda velocidad, los pedales giran también rapidísimamente. Si dejas de pedalear, bruscamente, la bici frenará en seco. Estas bicis no necesitan frenos porque frenas “usando el motor” por buscar un simil automovilístico. No confundir con una bici holandesa, estas últimas sí que llevan frenos, aunque se accionen dando un contrapedal.
      Las fixies probablemente fueran un gran invento en la Inglaterra de los años cincuenta. Terreno llano y poco tráfico. En el Madrid del 2014, sin embargo, parece un poco imprudente moverse con una bicicleta sin frenos.

      De todas formas, las fixies tienen mala fama como bicis que usan los modernos por estar de moda. Nunca he montado en una, pero a simple vista no parece bicicleta fácil de manejar para alguien no experimentado.

       
      • Ah, claro, gracias. Entonces mi Iberia de más de medio siglo es una semifixie, porque la rueda de atrás tiene pinón libre por un lado y fijo por el otro. O sea que dando la vuelta a la rueda la paso de oldie a fixie.
        Si es que no hay como ser moderno. Hipsters a mi…….jeje

         

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