Kwiatkowski empieza a adornar su Mundial
Habrá que explicarlo de nuevo, para todos aquellos que se niegan a entenderlo. Para que haya un sprint tan soberbio como el que ha habido este año la Amstel Gold Race, o un final tan trepidante en sus últimos 4 km, hace falta que antes hayan recorrido 255 km. y subido 33 cotas (para un desnivel acumulado de 4000 metros) donde supuestamente nunca pasa nada. Esto es ciclismo, el deporte de resistencia por excelencia, y hacen falta esos tediosos prolegómenos para el gran estallido final. Igual que hicieron falta siglos de soporíferas novelas de caballerías para llegar a El Quijote, o una década de horrible rock sinfónico para dar el punk. Digánselo a cualquier que les diga que la Amstel no es una clásica.
También influyen otras cosas, como el ambiente -impecable realización televisiva, incluyendo retransmisión en directo de la salida con entrevistas ¡en castellano! a los que hablan ese idioma- y, especialmente, como se toman los corredores estas carreras.… Leer más