Hubo una vez un Benjamín Noval canadiense
Portada del libro, de premonitorio título, de Barry |
Aquí hay todo una historia para esos papanatas que creen en el ciclismo limpio, las buenas personas, la redención de la fe a través de la lucha contra el dopaje, Girona y el savoir faire anglosajón. Hoy toca hablar de Michael Barry, el ciclista canadiense que jamás ganó nada y que iba, como una mascota, de equipazo en equipazo.
Un Benjamín Noval canadiense, vamos, pero con algunos matices que lo diferencian. Y no para mejor. Sobre su extraña biografía ciclista ya tuve ocasión de extenderme cuando debutó en el Tour a una avanzada edad, un post del que recuperaré varias ideas, además de la metáfora con la estatua viviente asturiana, con la que compartió equipo -hacían falta dos mascotas- en la temporadas 2004-2006.
Antes de Millar, que va de intelectual del ciclismo, ya estaba Michael Barry: en 2005 contó su experiencia en la temporada 2004 en las filas del UsPostal, un libro reverencial hacia Armstrong y Bruyneel que ahora y entonces da risa leer.… Leer más