Rogers, un corredor que da fiebre
El pasado sábado se supo que Der Spiegel (elogios pasados y siempre vigentes aquí) publicaba un anticipo del informe de 64 páginas que una comisión de expertos ha realizado sobre el foco de dopaje de la clínica universitaria de Freiburg. La verdad, no hay nada nuevo: queda confirmado que el 2 de julio de 2006, un día después del inicio del Tour, varios corredores del T-Mobile se desplazaron desde Estrasburgo a la ciudad alemana a someterse al mete-saca del dopaje sanguíneo.
La historia tiene su origen -para que vean hasta que punto es valiosa la confesión de un ciclista- en el caso Sinkewitz, que confesó su propio dopaje y ya fue comentado en su día, incluyendo una entrevista posterior muy jugosa. Ahora Der Spiegel señala a Kessler -positivo por testosterona, y por tanto suficientemente quemado: como cuando Arribas señalaba a Heras o Hamilton- y a Klöden, un poco más limpio que el otro, pero que también tiene un paquete con droga a la dirección de su novia en el lejano 2000, cuando fue el sputnik de la temporada.… Leer más