Elogio de Düsseldorf
Que las vueltas de tres semanas se han convertido, de facto, en carreras de dos semanas va a quedar muy patente este 2022. Todas van a empezar fuera de sus fronteras naturales, lo que hace que las tres primeras etapas sean forzosamente un prólogo artificialmente alargado, y que obliga a una jornada de descanso el cuarto día de competición.
Jornada de descanso que no es tal, sino jornada de traslado, porque poco desgaste puede haberse producido. El Giro ha comenzado en Hungría, el Tour lo hará en Dinamarca, y la Vuelta en Holanda. De un plumazo, las carreras de 21 días pasan a ser de 18 días, y dado que todas, salvo el Giro, regalan el último día, son 17 días de competición. Poco más de dos semanas, con tres días de descanso.
¿Cómo hemos llegado a esto? Como siempre, por el contubernio prensa-organización. Se vende como una “fiesta” y una “gran oportunidad” lo que es simplemente el negocio de exigir al país de salida una cifra muy superior a la que podrían exigir a una ciudad italiana, francesa o española por los mismos fastos.… Leer más