Un ejemplo del ciclismo que cambia

 La etapa de hoy del Giro, considerada de transición, llevaba desde lo más profundo del Tirol italiano al Val di Sole, en sentido este-oeste. Se pasaba primero por la autopista que lleva a Austria para después encarar la subida al Paso delle Pallade. La escapada se formó mucho antes y contó de salida con 19 integrantes, ninguno excesivamente peligroso, ninguno excesivamente favorito.  Juego hecho al espectador para disfrutar de los paisajes y de las características de esta próspera zona gracias al cultivo intensivo de manzana.

Tras coronar el puerto se pasaba por el Val di Non, una fábrica a cielo abierto de manzanas: kilómetros y kilómetros de frutales, cajas de plástico apiladas, invernaderos y todos los pueblos con casas recién pintadas. Especializar a valles recónditos en una producción agrícola específica no es un invento nuevo (el famoso Valle del Jerte y sus cerezos, o los membrillos de Puente Genil, son planes desarrollistas del franquismo), pero en Italia han hecho de la manzana del Val di Non algo omnipresente en todos los mercados de Europa, vendiendo en muchas ocasiones por debajo del coste de producción.

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