En la spiaggia de Brabante
Gilbert, con la maldición del arcoiris |
La clasificación, como casi siempre, es artificial: si hay clásicas “monumento” es por su longitud y otras características, pero eso no asegura que siempre vayan a ser buenas. Después hay clásicas que son un monumento y un espectáculo casi todas sus ediciones, aunque se queden en 200 km, no suban más allá de 100 sobre el nivel del mar y se disputen en un circuito periurbano entre casas: es el caso de la Flecha de Brabante, que año tras año es una de las mejores citas de la temporada.
La carrera de un día, que en las nueve veces que la disputó Freire acabó siete veces entre los diez primeros, ganó tres veces (y otra un compañero) y fue dos veces segundo, es un objetivo codiciado por muchos corredores, que ven una buena oportunidad de poner en su palmarés una prueba belga de prestigio que parece a su alcance, aunque a la hora de la verdad no sea así.… Leer más