Una carrera muerta buscando a sus muertos
Que la Vuelta al País Vasco es una de las peores competiciones del WT era algo bien sabido. Una prueba sin identidad, más allá de los caminos estrechos, el público en las cuneta, y la obsesión maniaca con Eibar y esa subida final que no decide nada, como no deciden nada las etapas previas.
Este año el recorrido era aún peor de lo acostumbrado, y únicamente salvaba la prueba una muy buena participación en cuanto a aspirantes al triunfo final; después de lo sucedido ayer, es muy probable que ninguna estrella del pelotón de la actual generación se acerque por las carreras de Euskadi en muchos años, ante el grave riesgo de una caída o de perder la vida.
Les sobran los motivos. La carrera y la organización local ya tenía precedentes espantosos, como esa moto que derribó a Van Avermaet en una Clásica de San Sebastián cuando iba solo a por la victoria, la casi muerte de Milan Vader hace dos años, o las graves secuelas físicas para Sergio Pardilla en una caída de 2015 atribuible a la organización; esto, por citar únicamente los casos más llamativos.… Leer más