Uno que alza el brazo (y le huele el sobaco)

HesjedalPero tía, ¡qué fuerte!, no-me-lo-puedo-creer: un ciclista profesional en activo que alza el brazo para decir una cosa de sentido común y que pensamos muchos aficionados. Lo dice de aquella manera y como disparando a las nubes, pero lo dice con nombres y no esquiva el tema. ¿Un milagro? Tampoco es para tanto.

Ryder Hesjedal es de los pocos ciclistas canadienses de nivel, junto a ese tal Barry que cada vez que baja a un Mundial anda rondando los diez primeros y que en su tiempo fue uno de esos frecuentes trasvases entre el UsPostal y el T-Mobile, siempre a la búsqueda de la fórmula mágica de los azules. Por cierto, su año con los alemanes fue el peor de su trayectoria.
El caso que hoy nos ocupa tampoco es muy pulcro. Hesjedal debutó con el UsPostal en 2004 y en el tan recordado 2006 cambiaba al Phonak, un equipo que en la Operación Puerto tuvo un de tú a tú por la primacia de mayor número de corredores implicados.
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Decían que esta Vuelta era diferente

Mira que me sabe mal por ciertos colectivos que habían apostado porque esta era una Vuelta diferente, con etapas de montaña con “puertos encadenados” y no se qué zarandajas más. Mi pesimismo antropológico sobre esta carrera y sus organizadores pueden más de lo que se veía reflejado en el papel, y está bien insistir una vez más sobre esto: la Vuelta la salva su extraordinaria participación, lo demás es tedio y hastío de una carrera mal planteada y peor ejecutada.

Tras el primer triunfo de Farrar en una grande -ha disputado las tres de este año, ahora dice que va al Mundial- en Caravaca de la Cruz, y tras el reparador día de descanso, los ciclistas encararon la etapa reina de la Vuelta, la de Velefique. Curiosamente, por esos artes de trilero que demuestran los periodistas de ciclismo, tras el absoluto bodrio vivido en Almería lo de etapa reina pasó a Sierra Nevada, porque la realidad de esta Vuelta es muy terca y siempre se puede aplazar un poco más.… Leer más