La montaña, la última semana
Cuando llegó el día de tomar la salida en la etapa reina del Giro de Italia, los ciclistas se plantaron. Vieron que llovía, que llovía como en toda la semana anterior, pero que esta vez tenían que pasar por encima de los 2000 metros, bajar, volver a subir, y se plantaron.
Nada nuevo, por otra parte. Los ciclistas siempre se plantan, lejos de la épica heroica de los que cuentan batallitas pasadas. En el Giro, una vez por año. Este año ya van dos, porque la etapa de Gran Sasso, por eso de que había nieve, también se hizo sin ningún ataque, y dejando llegar a meta a una fuga de relleno típica del llano.
Ya no hay jefes autoritarios y carismáticos del Giro que empujen por los hombros a los cabecillas del plante obrero-mafioso. Mauro Vegni, que tiene la típica cara de todos los estafados (Evenepoel ya se estará fundiendo la pasta que le ha sisado delante de su cara) es un espantajo no mucho mejor que Acquarone, y la carrera se dirige sin autoridad, con la gracia del que intenta pasar estas tres semanas de la mejor manera posible.… Leer más