Petacchi y Vicioso, ciclistas ejemplares en un deporte que ha cambiado
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Otro ciclista enamorado de un loro |
Cuando acaba la propaganda, queda la realidad del día a día. En estos días de avalancha previa sobre la excelencias del Giro, del que se insiste mucho en su dureza cuando no tiene ni punto de comparación con las ediciones de los años noventa y del que se insiste sobre la pureza de sus participantes, es difícil parar un momento y reparar en que se disputa en Italia, tradicional tierra de grandes propósitos y escasa resolución.
Verán: el viernes, en la presentación de la carrera, cundió tal caos organizativo que los ciclistas tuvieron que esperar hasta dos horas sentados en el pavimento de la Piazza Castello turinesa hasta que pudo empezar la ceremonia, todo lo empalagosa que se quiera. Quedan serias dudas de que todo fuese algo intencionado por parte de la organización, por eso de “llevar a los ciclistas con la gente”, que se dedicó a atosigar a los deportistas, y alguna foto hay de Nibali escapando por la cercana Via Garibaldi.… Leer más