“Más duro es el olivar”
La frase pertenece a Manolo “El Triki” Beltrán. Veremos si sigue opinando lo mismo después de haber sido interrogado por una fiscalía de un idioma que no entiende, porque solo entiende un lenguaje, el del dopaje. La dijo cuando se pasaba todo el día tirando del carro para Olano; después para Zulle; para Ullrich; para Armstrong. Y ahora trabajaba, a sus 37 años, para sí mismo: el año pasado estuvo a punto de ganar la etapa de Granada en la Vuelta y algunos decían que era el jefe de Liquigas en este Tour. Toda una vida de servicios, y todavía tenía cuerda -y otras cosas, a tenor de lo sucedido- para objetivos ambiciosos.
Manuel Beltrán, andaluz de Jaén, es un ciclista (presunto) dopado. Para las autoridades francesas, un delicuente. Así son las leyes. Incluso para los veteranos del pelotón. Por muy fuertes que vayan. Sin ir más lejos, en el final de SuperBesse había sido 11º, de largo el más viejuno del grupo de cabeza.… Leer más