Todavía abrumado por la impresionante respuesta al nuevo #maillotciclismo2005, les recuerdo que la iniciativa estará activa durante un mes, en el que simpáticamente les iré recordando la conveniencia del producto. Aprovechen ahora, que después nunca se sabe. Los lustros son muy largos…
El gran respaldo inicial hace que los que ya hayan apostado por la iniciativa hayan conseguido para todos recompensas extra como una braga para el cuello, y demás prebendas. Cuantos más seamos, mejor para todos.
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Cuando lo necesitaba, no estaba ahí. Era previsible la actitud de Ayuso, porque es lo que ya se vio en el Tour 2024 y en el Giro 2025: jamás una pedalada por los compañeros, porque solo vale él y su loco plan de querer ser uno de los aspirantes a ganar el Tour. Será por eso que dicen que va fichar por el Lidl, no por casualidad una cadena de supermercados baratos y marcas blancas.
Lo de este alicantino repelente era algo muy anunciado, y que se confirma ante los ojos de todos. Etapa unipuerto, velocidad elevada de 45 km/h de media atravesando La Rioja, o lo que queda de ella, y Ayuso se descuelga en las primeras rampas. Los catedráticos del ciclismo, esos que invierten criptomonedas y ven youtubers, habían visto las señales del advenimiento: el día anterior se había dejado 5´ en una etapa llana -victoria de Philipsen-, señal de que hoy iba a ganar.
Ni por esas. Hoy por hoy, Matxín debería explicar cuál es la función en el equipo de este asqueroso corredor, o la suya propia: envían a Vine dos días seguidos en la fuga para lograr la victoria, y otro a Ayuso, y el día que su jefe de filas necesita el auxilio, el trabajo, la presencia de sus compañeros, no aparece ninguno. Ninguno.
Les queda por delante un bonito día de descanso, entre alcayatas y mitocondrias. La cena. La comida. Ese entrenamiento donde Ayuso, por las razones que sea, no sale con sus compañeros, como se vio en el Giro. Lo ha visto todo el mundo, incluso alguien tan próximo a la omertá del ciclismo como Clembutador, normalmente cauto en estos asuntos.
Atacó el Jumbo en tromba en la parte más dura de Ezcaray, un puerto desaparecido con justicia de la Vuelta a España, al igual que Pal o Cerler. Que no vuelvan nunca más por ahí. El último periodo de la hégira de Cordero ya hizo todo lo posible por desvincularse de estos antipuertos y antiespectáculo, descubriendo nuevos trazados y alternativas de la extensa parte de la Península Ibérica que corresponde a España. Lo hizo Cordero, y no Guillén.
No hay nadie que recuerde una brillante jornada de ciclismo en las cinco veces que se había subido a Ezcaray -dos en línea, tres en crono-, un puerto que es duro al inicio, y al final es apto para cicloturismo sin entrenar, con una pendiente cuya curva se asemeja a la distribución de los salarios más frecuentes.
Saltó Jorgenson a 10´5 km. de meta, y su rueda Vingegaard y Ciccone, haciendo un esfuerzo fuera de su alcance. A 10 km. de meta, Vingegaard se quedó solo. En meta reconoció que, cuando vio la pancarta de esa distancia a meta, se asustó: se había equivocado (¿¿??) y tuvo que forzar en un puerto poco apto para sus características, uno más de rodar que de aprovechar la inexistente pendiente.
Pasó así que, durante los primeros km. de su fuga, y también los finales, la diferencia respecto a Almeida y un escamosamente sorprendente Pidcock -huele a mierda, como toda su carrera- se mantuvo en unos inútiles 20″. Atacar a 10 km. de meta, implicando todo el equipo, para esa renta. En algunos momentos subió a 30″, para finalmente entrar en meta con 24″. Una ganancia ridícula, que podría haber sido nula si Almeida se hubiese podido apoyar, en los primeros compases, en el trabajo de Vine (¡quiere ganar la montaña!), Ayuso o el inútil haragán de Soler, que en Cerler atacó en el último km. para…para…bueno, es Soler. No le pidas hacer un sudoku, ni explicar su carrera deportiva.
El resto de favoritos, menos Gall -estuvo un tramo con el dúo perseguidor angloportugués, pero no aguantó-, entró a 1´47″, una diferencia sideral en un puerto como Ezcaray. Se batió el récord de la subida por 4´, y Vingegaard rodó a 30 km/h. Una etapa monopuerto, en una Vuelta que, como siempre, no ha sido nada exigente en su primera parte, que concluye hoy.
Se podría decir que Vingegaard, que se ha quedado a 30″ del liderato, ha sacado oro considerando las características de la subida, y quizás sea así, pero Almeida ha aguantado el pulso durante 10 km. sin arrugarse, su especialidad, y solo ha cedido 24″. Por supuesto, la ratísima británica de Pidcock no le dio ni un relevo, para después esprintar a Almeida en la cara por el segundo puesto, lo que indica que este megadopado va a por la general.
Almeida, uno de los que no suelen guardar las formas -inolvidable su Giro 2020 con su compañero Masnada- lo dijo todo en meta: “he extrañado a mis compañeros” y también en carrera, donde se le vio gesticular de manera ostensible ante el ganador del Zakarin™ 2021. Está solo, pero siempre lo ha estado.
Lo que hay que preguntarse quien es el responsable de los desastres del UAE. De perder un Giro el último día únicamente por cabezonería, de permitir en la fuga para ganar etapitas a dos gregarios, de dejar al líder solo, de dejar a Soler hacer el payaso (lo que es, lo que siempre ha sido) y perder la posibilidad de haber dejado con cara de arenque a Vingegaard, porque con sus compañeros tirando del grupo, el danés hubiese sido neutralizado en el pacífico y suave trazado hasta la estación invernal de Ezcaray.
Como apuntado en el anterior post, lo que queda de Vuelta vendrá endulzado por la insoportable rata alicantina, la que lucía perrita (sic) durante el Giro -incluyendo besos en la boca- y novia, pero en esta Vuelta está solo, porque nadie quiere estar con él, y él no quiere estar con nadie.
Si tuviese un director de equipo, y no un vulgar taxista de modales torrentianos, Ayuso no debería tomar la salida en la siguiente etapa. Para casa, para la clínica del médico, y a preparar las maletas con el Lidl de Geoghean-Hart y el dopado con 15 años, entre otros. ¡La de juego que nos va a dar con Juanpe, otro de carácter difícil!
En fin, lo dicho: Vingegaard ganará la Vuelta de calle, pero no con ataques como el de hoy en un puerto como Ezcaray. 24″ para 10 km. en solitario. Si, queda el Angliru, y queda también todo ese tipo de vicisitudes que le pueden pasar a un ciclista en competición, y de las que el danés podría escribir un tratado. Y ojo con Pidcock en una carrera que no tiene puertos encadenados, y si un puerto que se sube mejor con bici de montaña -doble campeón olímpico- que con bici de carretera.
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De Markel Beloki me llevan contando historias bastante tiempo. La principal de ellas, que tiene números fisiológicos de gran corredor. Ajá, como Taaramae. También tiene un padre que no necesita presentación, igual que su mejor tarjeta de visita es su ojo medio cerrado como recuerdo permanente de lo que llegó a hacer.
Bueno, nadie elige el padre que te toca, pero si eliges la profesión. Eligió ser ciclista, y todos sabemos como es el ciclismo que cambia. Neoprofesional, hoy ha subido con los mejores con 19 años, e incluso salía a ataquitos a neutralizar, como si le fuese en algo. Iba, digámoslo así, hiperactivo. Se da la circunstancia, y es un decir, que este mismo ciclista estuvo desaparecido la primavera porque contrajo una insidiosa mononucleosis de esas que alteran todos los valores, para volver triunfalmente en el Tour de Alsacia, donde ganó una etapa y la general. Y ahora lo de hoy.
Para mí, otro ciclista termómetro para medir el ciclismo que cambia, donde nos tenemos que tragar cada vez más a ciclistas con pedigrí, aunque venga de una estirpe bastarda, contaminada e indecente. Jamás me creeré nada de lo que haga, jamás, y a los hechos me remito.
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De Lie, otro con mononucleosis regenerativa, ha conseguido reencaminar su carrera. Hace unos días consiguió ganar el Renewi Tour ante Van der Poel -ganando el sprint final en la última etapa en un cara a cara con El Nietísimo, nada menos- y hoy ha ganado el antiguo GP de Plouay con un sprint majestuoso, tras más de 260 km. de carrera.
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No voy a poner que sea imprescindible, pero ahora que todo el mundo se ha pasado al carbono….#publicidad
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Estuvo Antonio Díaz Miguel durante décadas, y prácticamente hubo que botarlo con el conocido como angolazo. Se creía imprescindible, y no era más que otro bruto con gafas, de la cuerda de Luis Aragonés. Ahora pasa lo mismo con Scariolo, y en el mismo deporte: el italiano, que durante bastante tiempo compatibilizó ser seleccionador nacional con dirigir un equipo -más o menos como Piti ahora mismo-, rebuzna esto sobre el dopaje y los controles. Tápate un poco, gilipollas, que la mitad de tu exitosa selección pasaba por las manos de Nicolás Terrados antes de los grandes campeonatos.

Otro fenómeno paranormal del cislismo que cambia: curiosanente todo el Burgos BH sufrió un misterioso virus, varios de los corredores a casa, que te parece?
Es un equipo con un largo historial de dopaje, callado por los responsables de denunciarlo: los periodistas.
Hola Sergio
Sueles opinar sobre lo aburrido o divertido que suelen ir, sobre todo, las grandes vueltas. Esta semana no he leído nada al respecto y me parece que esta Vuelta está siendo una de las peores carreras ciclistas que he visto. Además, viendo el perfil de las siguientes etapas, viene más de lo mismo.
¿Por qué diseñan así las etapas? ¿Les conviene que la señal televisiva empiece a las 15:00? No lo entiendo.
Personalmente, una de las cosas que más me gusta del ciclismo son los comienzos de etapa y ver cómo se forman (o no) las fugas. Igual estoy pidiendo demasiado, pero con los presupuestos que manejan no creo que les cueste tanto adelantar la señal un par de horas.
Al final, aunque me guste demasiado el ciclismo, van a conseguir lo de todos los años, que deje de seguir la Vuelta.
Gracias por el post.
No lo se. Es un absoluto desprecio. Pasa la Vuelta por los Alpes, y no se pueden ver las dos subidas, aunque solo fuese por el paisaje. El enemigo del ciclismo está dentro.