Morir en la orilla

Morir en la orilla

Morir en la orilla es la expresión que mejor refleja lo vivido ayer en la espectacular etapa entre Tallard y Nimes, 223 km. de etapa. Y de fuga. Es el fenómeno que les vengo explicando: ya no se disputa la fuga del día. El primero que lo prueba, se va. Para alguien tan infeliz y tan amigo de la omertá como Pedro Horrillo, este extrañísimo fenómeno tiene explicación, y tiene la cara de balbucear esa explicación en un primer párrafo para la antología del absurdo.

Primer km., y se van los héroes del día en una etapa que todos los aficionados al ciclismo recordaremos. Los que no lo son ya empezaron el día criticando que un domingo no hubiese montaña, porque son así: españoles y poco amantes del ciclismo. La etapa era un escaparate para el lucimiento paisajístico de lo mejor de la Provenza, y que mejor que en uno de los días de más audiencia natural, y no inducida por piedras o asperidades orográficas.… Leer más