Cuarto día de carrera y todavía se puede hacer una previa
Así de triste es la edición 2017 de la Vuelta al País Vasco, una carrera desnaturalizada -y el adjetivo adquiere ricos matices tratándose de la zona- por un recorrido ideado por un enemigo. Un enemigo tanto del ciclismo, como de la afición presente en la zona, y que ha conseguido que este año la carrera considerada por muchos profesionales como su preferida sea una sopa insulsa de agua y fideos, donde ni el buen tiempo general consigue quitar la impresión de tristeza.
El desastre se veía venir desde que, con solo tres semanas de antelación, se anunció el recorrido. Se intuye que las han debido pasar canutas para poder sacar adelante la carrera cuando han tenido que recurrir a finales en Bilbao, San Sebastián o ElCiego, un pueblo en la mejor tradición de la carrera, pero un pueblo donde se mueve mucha pasta, incluso dentro de los generosos estándares vascos. La carrera ya lo pasó muy mal en 2015, cuando solo salió adelante por el patrocinio a última hora del Banco Sabadell -habían comprado una caja de la zona y les debieron hacer la llave del ocho del “compromiso con el país”- y parece que vuelve a estar en el filo, ya cerca de que se acabe el compromiso plurianual arrancado a los catalanes.… Leer más